El ataque perpetrado el pasado Domingo de Resurrección en la ciudad paquistaní de Lahore estaba nítidamente dirigido contra los cristianos. Sin embargo, entre los 72 muertos y los más de 300 heridos provocados por el terrorista suicida también se encuentran musulmanes.
Lejos de iniciarse una espiral de violencia y rencor por parte de la exigua comunidad cristiana en esta ciudad situada a 400 kilómetros al sudeste de Islamabad, la capital del del «país de los puros», se están encargando de ayudar a la recuperación de sus conciudadanos musulmanes.
Según refiere The Gospel Herald, el versículo 21 del capítulo 14 del libro de los Proverbios, está guiando desde entonces la acción de los cristianos: «El que desprecia a su vecino es un pecador, pero bienaventurado es el que es generoso con los pobres».
Por este motivo, y con independencia del dios al que recen los heridos y las familias de los muertos, los cristianos se están organizando para cubrir los costes de la atención médica.
Más de 150 musulmanes siguen recibiendo tres semanas después tratamiento hospitalario, de los que unos 50 se encuentran en situación crítica. También se entá atendiendo a unos 50 cristianos (23 de ellos menores de 20 años) que se encontraban en el parque en el momento del ataque.
Campaña anual de ataques suicidas
El grupo terrorista Jamaat-ul-Ahrar, que ha reivindicado el atentado, es el mismo grupo que en diciembre de 2014 provocó la masacre de 134 alumnos de una academia militar en Pesawar.
En un comunicado, su portavoz Ehsanhullah Ehsan, aseguró que a pesar de que muchos musulmanes resultaron muertos en el ataque, el terrorista suicida se hizo estallar con la clara intención de atacar a los cristianos: «Reclamamos la responsabilidad del ataque contra los cristianos mientras celebraban la Pascua».
«Esta acción forma parte de nuestra campaña anual de ataques suicidas. Hemos estado esperando para este momento particular», señala Ehsan refiriéndose al día de Pascua.
A pesar de ello, en una expresión de cinismo propia de un terrorista, asegura que «no queríamos matar mujeres y ninos. Nuestro objetivo eran los hombres que forman parte de la comunidad cristiana».
Asia Bibi en el punto de mira
Se da la circunstancia de que en las últimas semanas se han producido numerosos altercados en Pakistán, tras la ejecución de la pena de muerte contra el asesino del gobernador del Punjab, Salman Taser, que abogó hace años por la situación de Asia Bibi.
Esta campesina cristiana se encuentra desde hace más de cinco años condenada a muerte bajo la acusación falsa de un delito de blasfemia contra el profeta Mahoma. En este momento, la ejecución de la pena se encuentra suspendida y un juzgado decretó su liberación provisional hasta que se resuelva un recurso. Sin embargo, permanece en un a celda porque está más segura dentro que fuera de la cárcel.
Su marido y una de sus hijas viajará en las próximas semanas a Nueva York, donde tendrá lugar la segunda edición del Congreso ‘Todos somos Nazarenos’.
Comentarios
Comentarios