El misionero evangélico americano Andrew Brunson, que lleva dos años en prisión por predicar la palabra de Dios, está sufriendo en carne propia la política represiva del presidente de Turquía Recep Tayyip Erdogan, que considera la cristianización como una traición a la identidad turca, al Islam y a la familia.
Brunson llevaba una pequeña congregación cristiana en la localidad turca de Izmir, junto a su esposa Noreen y a sus tres hijos. En los 23 años que llevaba afincado en el país, jamás había tenido problemas. Hasta que en octubre de 2016, su esposa y él fueron detenidos por la policía y encerrados en prisión acusados de colaborar en una conspiración «contra la seguridad nacional» y «pertenencia a una organización terrorista armada».
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLa acusación de 62 páginas contra él está llena de testigos falsos que afirman que el pastor Andrew Brunson conspiró contra el gobierno
Su esposa fue liberada, pero Andrew lleva más de 500 días encerrado, sin proceso judicial y sin garantías, por el mero hecho de ser cristiano. Además, la acusación de 62 páginas contra él está llena de testigos falsos que afirman que el pastor Andrew Brunson conspiró contra el gobierno.
Él se declara inocente, pero si es declarado culpable en la vista que se celebrará en breve, puede caerle una condena de 35 años. A sus 50 años, una sentencia así podría significar la cadena perpetua.
Es por este motivo, por el que la plataforma ciudadana CitizenGO ha lanzado una campaña de firmas en la que pide al Ministro de Asuntos Exteriores, Alfonso María Dastis y al Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Al Hussein, que «luchen activamente por la liberación del pastor cristiano Andrew Brunson, ciudadano estadounidense que ha sido encarcelado por el gobierno turco por su fe cristiana». La petición cuenta ya con el apoyo de más de 26.000 ciudadanos.
Asimismo, la campaña indica que «hay unos 187.000 cristianos en Turquía que están viendo atacados sus derechos y que se enfrentan, por culpa del nacionalismo religioso de corte islamista que promueve Erdogán, a un nivel de persecución muy alto».