Familia de Asia Bibi durante su visita a España/ HO

La cristiana Asia Bibi se ha convertido en uno de los símbolos de los cristianos perseguidos. Lleva en prisión más de siete años donde ha estado condenada a muerte por un supuesto delito de blasfemia. Pese a la dura prueba, ni ella ni su familia han renunciado a la fe, quizás el camino más sencillo para mantenerse viva.

Pero a pesar de todo parece que la luz aparece al final del túnel y que la ansiada libertad está ahora un poco más cerca. La posible visita del Papa Francisco a Pakistán sería clave para Asia Bibi, pues todos los focos estarían en ella y su situación.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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MasLibres.org ha sido una de las organizaciones que más han luchado por la libertad de Asia Bibi y que ha hecho todo lo posible para que el caso no cayera en el olvido. Por ello, Miguel Vidal, portavoz de esta asociación que defiende a los cristianos perseguidos, ha escrito una carta informando de cuál es la situación concreta de esta cristiana paquistaní.

Por su interés reproducimos íntegra la carta de Miguel Vidal:

Te escribo para contarte las últimas noticias que tengo sobre Asia Bibi. Lo primero, para no preocuparte: se encuentra bien y está todo lo segura que puede estar en una prisión de Pakistán.

Sus abogados han presentado una petición para que su caso se traslade cuanto antes desde el tribunal de Lahore, capital del Punjab, su estado natal, donde ahora se encuentra, al Tribunal Supremo de Islamabad, donde su causa debe ser revisada.

Y aunque en un principio la petición fue aceptada, la tensión extrema que se está viviendo en este momento en Pakistán ha llevado al alto tribunal a posponer de momento la revisión de la causa de Asia Bibi.

No quisiera alarmarte, pero lo cierto es que la ejecución el pasado lunes de Mumtaz Qadri, cuya causa está relacionada con Asia Bibi, ha convertido Pakistán estos días en un lugar extremadamente peligroso, y muy especialmente para los cristianos.

Qadri era el chófer y guardaespaldas del gobernador de Punjab, Salman Taseer. El gobernador, de religión musulmana, es uno de los pocos políticos paquistaníes que han tenido el coraje de cuestionar en público la ley antiblasfemia en el caso de Asia Bibi, ley por la que fue condenada a muerte.

Su valentía le costó la vida: su propio guardaespaldas, Qadri, le asesinó. Desde entonces, la familia del gobernador ha vivido amenazada. 

El asesino fue declarado culpable por un tribunal y condenado a muerte. A partir de ese momento, la presión de los grupos islamistas radicales a los tribunales para evitar la ejecución ha sido asfixiante, y se ha ido recrudeciendo aún más a medida que se acercaba la fecha del cumplimiento de la pena capital.

Imagínate hasta dónde llega el fanatismo de estos grupos, que veneraron a Qadri como a un héroe después de que asesinara a Taseer. Incluso lo recibieron con una lluvia de pétalos de rosa cuando se presentó por primera vez ante el tribunal y lo aclamaron como un soldado del islam y como el policía del profeta.

Mumtaz Qadri fue ejecutado el lunes de madrugada, en medio del más absoluto apagón informativo para evitar revueltas. Islamabad era un búnker: las principales vías de comunicación estaban tomadas por la policía, se cerraron los colegios, las medidas de seguridad eran extremas. Aún así, en cuanto se fue conociendo la noticia de la ejecución, miles de simpatizantes de Qadri salieron a las calles de las principales ciudades del país provocando disturbios y gritando venganza.

En otras palabras, hablar hoy de Asia Bibi en Pakistán es acercar una llama a un polvorín. Como me asegura la familia, si el Tribunal Supremo iniciara la revisión del caso de Asia Bibi en estos momentos, no sólo sería peligroso para ella, sino para todos los que están en la primera línea de defensa del caso.

La amenaza que corre todo aquel que apoya públicamente a Asia Bibi queda bien patente en el caso de Salman Taseer: no sólo fue asesinado, sino que su familia hubo de sufrir luego el secuestro de su hijo. Hoy, afortunadamente, se encuentra en libertad.

Por tanto el Tribunal Supremo ha aconsejado a la familia de Asia Bibi esperar a que los ánimos se calmen para retomar la revisión del caso.

Como sabes, el pasado 22 de julio, el Tribunal Supremo de Pakistán suspendió la aplicación de la pena de muerte, aceptó revisar el juicio contra Asia Bibi y acordó su libertad provisional, aunque, por motivos de seguridad, la cristiana ha preferido seguir en prisión hasta que llegue la sentencia definitiva.

Lo que sí la habrá puesto muy contenta, como a todos los cristianos paquistaníes, es el reciente anuncio del Gobierno de Pakistán de que el Papa Francisco visitará próximamente el país. Aunque la noticia aún no ha sido confirmada por la Santa Sede, la visita de Francisco es un motivo de esperanza para las minorías cristianas que padecen persecución, violencia y desamparo legal simplemente por profesar su fe. Y un gran motivo de esperanza para Asia Bibi y los suyos.

Éstas son las novedades desde Pakistán. La familia de Asia Bibi, como tú y como yo, espera impaciente que la revisión de su juicio se produzca cuanto antes, en las condiciones más favorables, y que el resultado sea el que tanto tú como yo llevamos años esperando: su liberación.

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