Mujeres de Pakistán lloran a las víctimas del atentado de islamistas contra cristianos mientras celebraban la Pascua/Archivo.
Mujeres de Pakistán lloran a las víctimas del atentado de islamistas contra cristianos mientras celebraban la Pascua/Archivo.

90.000 cristianos fueron asesinados en el año 2016 a causa de su fe. Es decir, cada seis minutos un cristiano perdía la vida en alguna parte del mundo, según las estadísticas elaboradas por Center for Study of Global Christianity.

En esta primera línea de la persecución religiosa están las mujeres quienes en muchos países, además, tienen que hacer frente a la discriminación por su género. Todas ellas tienen nombre y apellidos, pero Actuall ha querido recopilar las historias de siete cristianas que a pesar del calvario vivido no han perdido ni un ápice su fe.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.

Suscríbete ahora

Meena y Sunita, las hermanas hindú acusadas por sus vecinos

Meena y Sunita (nombres ficticios) son dos hermanas de India que decidieron convertirse al cristiano. Desde ese momento, recibieron múltiples palizas por sus propios vecinos.

En el caso de Sunita, en uno de estos castigos quedó inconsciente y fue arrastrada hasta su pueblo. Al despertarse se dio cuenta que tenía la muñeca rota y que su hermana no estaba con ella. Desconocía si estaba viva o muerta. Asustada, Sunita se refugió en un cobertizo y rezó. “Puedo morir o puedo ser testigo. Hazme testigo tuyo”, aseguró durante las plegarias, tal y como recoge la fundación Puertas Abiertas.     

Sunita y Meena, dos hermanas cristianas perseguidas en Pakistán / Puertas Abiertas
Sunita y Meena, dos hermanas cristianas perseguidas en Pakistán / Puertas Abiertas

Unas horas después, las dos hermanas se volvieron a reencontrar y decidieron regresar a su pueblo para denunciar ante la Policía lo ocurrido y así pedir protección. Como ocurre en la India en estos casos, la Policía envió agentes a la aldea para establecer un acuerdo mutuo. El grupo de aldeanos debía abandonar su persecución hacia las dos mujeres y éstas retirar la denuncia.

Sus vecinos se inventaron una falsa denuncia para que la Policía actuase. Finalmente, tuvieron que huir de Pakistán

Sin embargo, los vecinos de las jovenes continuaron acosándolas. A una niña de aldea se la obligó que denunciara que había sido atacada por las dos hermanas cuando bebía agua de un pozo y para registrar el caso, la Policía fue sobornada.

Gracias a la ayuda de Puertas Abiertas, Meena y Sunita pudieron abandonar su pueblo. Ahora viven con un líder cristiano y han abierto una pequeña papelería para sobrevivir.

Sin embargo, los vecinos de las jovenes continuaron acosandolas. A una niña de aldea se la obligó que denunciara que había sido atacada por las dos hermanas cuando bebía agua de un pozo y para registrar el caso, la Policía fue sobornada.

Sabatina James, una vida huyendo del Islam

Sabatina James es el seudónimo de una cristina conversa de 31 años que recibe protección policial las 24 horas del día. Pero su historia comenzó mucho antes. Cuando Sabatina tenía 10 años se mudó junto a sus padres desde Lahore, su ciudad natal en Pakistán, hasta Austria. Allí la joven pronto se adaptó a las costumbres occidentales a pesar de los duros enfrentamientos que mantenía con sus padres por ello.

Sabatina James tiene que cambiar de domicilio cada cierto tiempo porque teme por su vida

Cuando cumplió 17 años Sabatina tuvo que volver a Pakistán, ya que desde niña se había fijado su compromiso con uno de sus primos. La joven se negó a casarse por la fuerza por lo que sus padres la ingresaron durante tres meses en una escuela coránica suní.

Sabatina James se convirtió al cristianismo y desde entonces su familia musulmana quiere matarla / Wikimedia Commons
Sabatina James se convirtió al cristianismo y desde entonces su familia musulmana quiere matarla / Wikimedia Commons

Finalmente, la joven, fingiendo haber cambiado, logró convencer a sus padres para que volver a Austria. Pero Sabatina se negó de nuevo a casarse con su primo así que huyó de su casa. En esos duros momentos, recibió el apoyo de un compañero del instituto que era cristiano. De esta forma, abrazó el cristianismo.

“Cuando cumplí 18 años y la situación con mis padres se volvió insostenible, un compañero de clase, evangélico muy devoto, comenzó a leerme la Biblia. Noté que me consolaba en esos momentos difíciles, algo que no conseguía al leer el Corán, por lo que consulté a Dios: ’Dime quién eres: Buda, Alá, Cristo…’ Abrí la Biblia y me salió una cita que decía que quien busca a Dios con un corazón puro, le encuentra. Empecé a hacerle muchas preguntas a Dios, la mayoría comparando a Jesús con Mahoma. Leía el Nuevo Testamento y encontraba muchas diferencias entre ambos, por ejemplo, Jesús mostraba misericordia hacia las mujeres adúlteras, mientras que Mahoma permitía que fueran apedreadas”, contó en una entrevista realizada por la Revista Misión.

Su vida ahora se resume en un cambio constante de lugar de residencia Alemania. Continuamente recibe amenazas de su propia familia. Es el precio que tiene que pagar por haber violado la sharia, la ley islámica, al convertirse al cristianismo.

Asia Bibi, primera mujer condenada a muerte en Pakistán

Su historia comenzó una calurosa tarde de verano en 2009, mientras Asia Bibi, que en aquel momento tenía 45 años, estaba casada y era madre de cinco hijos, trabajaba en el campo. Decidió hacer una pausa y beber agua de un pozo.

Pero una de sus compañeras musulmanas protestaron porque el uso del pozo solo podían hacerlo las musulmanas y, por lo tanto, Asia al beber agua lo había convertido en impuro. Por ello, debía convertirse al Islam. Ante esta acusación, la cristiana respondió: “Cristo murió en la cruz por los pecados de la humanidad” y, además, les preguntó qué había hecho Mahoma por ellas.

En cuanto el grupo de musulmanas oyó estas palabras acudieron al imán local, esposo de una de ellas, que presentó una denuncia ante la Policía por el delito de blasfemia, penado con la horca por mor de la ley mahometana, la Sharia. Convirtiéndose así en la primera mujer condenada a muerte en Pakistán.

Desde entonces, vive encarcelada y alejada de su marido, Ashiq y sus cinco hijos: Imran, Nasima, Isha, Sidra e Isham. Al calvario que vive continuamente, se añade la tortura judicial a la que se está sometiendo a Asia Bibi. A las presiones y amenazas a los abogados, para que no la defendieran, se suman los continuos aplazamientos.

Asia Bibi
Asia Bibi

De hecho, a lo largo de estos ocho años, han sido numerosas las ocasiones en las que las vistas judiciales han sido suspendidas por diferentes razones. Por ejemplo, en mayo de 2014, fueron las presiones de los fundamentalistas islámicos, con manifestaciones incluso a las puertas del juzgado. Otras se produjeron por la ausencia de un juez o la aparición repentina de condicionantes jurídicos insospechados hasta el momento.

Vive en una pequeña celda de aislamiento, cocinando su propia comida. Han suspendido su condena, pero prefiere seguir en la cárcel por miedo a ser asesinada

A pesar de todo, se logró en 2015 la suspensión de su condena e, incluso, se le permitía salir de la cárcel. Sin embargo, Asia Bibi decidió continuar en la cárcel por temor a ser asesinada.

Dentro de una cárcel, en una pequeña celda de aislamiento, cocinando su propia comida. Es la triste realidad diaria de esta cristiana, que apenas puede recibir la visita de sus seres queridos.

Suaad, la iraquí perseguida por Estado Islámico

Suuad trabajaba como costurera en la localidad iraquí de Bashiqa, pero cuando Estado Islámico invadió esta ciudad, sólo le quedaron dos opciones: convertirse al Islam o huir. Su respuesta la tenía clara. Por ello, unos días más tardes abandonó su hogar e incluso a uno de sus hermano.

Suadd fue el blanco de los yihadistas, pero consiguió huir hasta Erbil donde ayuda a mujeres refugiadas

Fue una decisión dura. Ahora vive en Erbil y está al frente de un taller de costura desde donde enseña a otras mujeres refugiadas a coser para que puedan ayudar económicamente a sus familias. Además, de manera regular dona la ropa a los más necesitados.

La cristiana perseguida Suuad tuvo que huir hasta Erbil para salvarse de las garras de los yihadistas / Mundo Cristiano
La cristiana perseguida Suuad tuvo que huir hasta Erbil para salvarse de las garras de los yihadistas / Mundo Cristiano

“Sé que mi hermano apenas puede sostener a su propia familia en estos momentos, así que cualquier cosa que consigo la comparto con él”, explicó Suaad, según recoge el digital Mundo Cristiano. Y es que para esta cristiana lo más bonito de su trabajo “es que puedo compartirlo con personas que están en peor situación” que ella.

Rebecca, la esperanza de las viudas de Boko Haram en Nigeria

Otra de las historias que inspira fe es la de la cristiana nigeriana Rebecca, que se vio obligada a abandonar dos veces su hogar en Maiduguri por las atrocidades llevadas a cabo por Boko Haram en su ciudad. Sin embargo, decidió aportar su granito de arena creando una pequeña ong para atender a viudas y huérfanos en su ciudad.

“Me desperté una noche y vi que las calles estaban iluminadas por las iglesias que habían sido quemadas. Durante las semanas siguientes, escuchábamos disparos cada noche. Se sentía como una guerra. Veíamos cadáveres todos los días en las calles”, relató esta nigeriana a Puertas Abiertas.

Rebecca, una nigeriana perseguida, que decide ayudar a viudas y refugiadas de Boko Haram / Puertas Abiertas
Rebecca, una nigeriana perseguida, que decide ayudar a viudas y refugiadas de Boko Haram / Puertas Abiertas

Los cristianos comenzaron a ser el blanco de los yihadistas. Por ello, la familia de Rebecca tuvo que dejar atrás Maiduguri e irse a vivir a su pueblo natal de Gavva. Sin embargo, Boko Haram comenzó a atacar otras zonas rurales y la violencia llegó hasta el pueblo de Rebecca por lo que la familia regresó de nuevo, en 2011, a Maiduguri.

Tras regresar a Maiduguri puso en marcha una ong con la que ayuda a viudas y huérfanos de Boko Haram

Al volver Rebecca descubrió que muchas organizaciones internacionales abandonaban Maiduguri dejándolo aislada del resto del mundo. Por este motivo, decidió ayudar a las personas que más lo necesitaban y, de manera especial, a las viudas de Maiduguri.»Fuimos todos refugiados en ese momento y todos necesitábamos ayuda, pero vi que muchas viudas necesitaban más ayuda que yo. Sentí la necesidad de estar con estas mujeres que a veces luchaban amargamente para sobrevivir», destacó la cristiana.

Con el apoyo financiero de una amiga que vivía en el extranjero, Rebecca comenzó a distribuir alimentos y ropa nueva, pero también a hacerse cargo de los gastos que ocasionaban la atención médica de algunas de las viudas. Su labor pronto creció, y cuando la organización Puertas Abiertas conoció la historia de esta nigeriana, decidieron también dar apoyo económico a esta causa. Ahora Rebecca cuenta con más de 2000 voluntarios que ayudan a huérfanos y viudas.

Comentarios

Comentarios