El pasado 25 de febrero, Naveed Iqbal regresaba a su casa después de haber cubierto el turno de tarde en su puesto como teleoperador en Islamabad, cuando le informaron de que su mujer y madre de tres hijos, había sido secuestrada.
Iqbal acudió a denunciar los hechos a una comisaría de Policía y, según su testimonio, en vez de perseguir a los delincuentes, alertaron de la situación al sospechoso, que responde al nombre de Muhammad Khalid Satti.
Diez días más tarde, la Policía informó a Iqbal de que su mujer se había convertido al islam y casado con Satti, por lo que no podían hacer «nada» por Saima, que es como se llama la que es su mujer desde hace 15 años.
Segun recoge el rotativo Morning Star News, el hombre, de 40 años, denuncia que Satti es un criminal avezado en el delito y no sería la primera vez que ataca a los cristianos. «Cerca de 300-400 familias cristianas viven en el área, y casi todos han sido acosados o torturados por Satti y sus cómplices a lo largo de los años», explica.
Declaración bajo amenazas
Ante la insistencia de Iqbal, la Policía entró en casa de Satti y sacó a Saima, que fue llevada a una casa dde acogida. Cuando pensaba que iba a declarar, encontró que en el coche en el que la desplazaban estaba el propio Satti.
Junto a un miembro de la oficina deinvestigación, Satti amenazó a Saima. Según el relato de Iqbak, durante el viaje «amenazaron a Saima para decir que se había convertido al Islam y se había casado con su libre albedrío, de lo contrario, su familia sufriría graves consecuencias».
Con estas presiones, Saima cedió y a Satti fue puesto en libertad bajo fianza.
Al conocer que su mujer había sido además torturada, Iqbal trató de viralizar la situación a través de los medios. Surtió efecto. El ministro de Interior del Estado, Shehryar Afridi, actuó y tras una investigación se determinó que Saima había sido coaccionada en su conversión y se ordemnó una segunda detención de Satti.
Los policías que colaboraron en las amenazas han sido apartados.
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