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Un cristiano y un hindú de Pakistán arrestados por blasfemia por presuntamente quemar páginas del Corán

Protesta cristiana ante la Corte Suprema de Lahore frente a la demolición de iglesias / ChristianTimes

Protesta cristiana ante la Corte Suprema de Lahore frente a la demolición de iglesias / ChristianTimes

Washaal Masih y Bhola Ram, de religión cristiana e hindú respectivamente, han sido arrestados bajo la acusación de blasfemia por presuntamente haber quemado páginas del Corán.

Los jóvenes, que trabajan en el Hospital Civil de Behawalnagar, han sido acusados de haber cometido el «acto de blasfemia» en el centro hospitalario.

El hecho ocurrió tras la denuncia por parte de un policía en la que afirmaba que un periodista local le dijo que el pasado 27 de Septiembre ambos acusados quemaron unos documentos entre los cuales había páginas que contenían versos del Corán, tal y como ha informado Ayuda a la Iglesia Necesitada e Infocatólica.

El abogado defensor de los acusados, Sardar Mushtaq Gill, expresó con respecto al tema que «la ley sobre la blasfemia es una cuestión muy delicada: como en este caso, basta la afirmación de dos presuntos testimonios para ser acusados. Pero no exigen ninguna otra prueba documentada».

Y agregó que «las minorías religiosas viven en un temor constante y a menudo ocultan su fe para evitar acusaciones de blasfemia». Asimismo, el abogado también ha instado a que se derogue la ley.

Las minorías religiosas en Pakistán

En Pakistán las minorías religiosas viven en una situación de gran vulnerabilidad. Uno de los motivos principales es precisamente la Ley de la blasfemia que va en contra de los derechos humanos fundamentales del hombre.

Además es una ley que pone en peligro la seguridad de ciudadanos, entre ellos los acusados en este caso. A esto se suma que tras ser acusado de blasfemia un paquistaní se expone a la violencia de los radicales islámicos que se toman la justicia por su cuenta llegando a cometer ejecuciones extrajudiciales.

La mayoría de estos hechos de persecución religiosa queda impune.

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