Un grupo de islamistas radicales en una de las protestas pidiendo la ejecución de Asia Bibi.
Un grupo de islamistas radicales en una de las protestas pidiendo la ejecución de Asia Bibi.

El próximo 25 de julio Pakistán celebra las elecciones generales y algunos partidos, con el fin de alcanzar una cuota de poder han empezado a remover el enjambre del radicalismo islámico y la aplicación de la sharia.

Una coalición de cinco partidos islámicos regionales, presentes especialmente en dos regiones del país, Khyber Pakhtunkhwa y Baluchistán, en la frontera con Afganistán, han prometido que en caso de ganar las elecciones impondrán la sharia en todo el país. Ese era el primer punto del programa que presentaron recientemente en Islamabad.

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Pese a que según los expertos tiene pocas posibilidad ni siquiera de lograr escaños, estos mismo muestran su preocupación por el hecho de que empleen el factor del radicalismo religioso para intentar captar votos. «La coalición no obtendrá grandes números en las próximas elecciones, pero su influencia ideológica podría tener un impacto en gran parte superior y por esto es peligrosa», ha señalado a AsiaNews, el docente y periodista Hamza Arshad.

En Pakistán todos las leyes deben estar de acuerdo con los dictámenes islámicos, por lo que en cierta manera el espíritu de la ley está presente pese a que jamás se ha aplicado

Algunos grupos de musulmanes y los representantes de otras minorías, como la cristiana, han mostrado su preocupación ante el uso de esta arma electoral. Además han recordado que Según la Constitución de 1973, en Pakistán todos las leyes deben estar de acuerdo con los dictámenes islámicos, por lo que en cierta manera el espíritu de la ley está presente pese a que jamás se ha aplicado.

Y mientras esto ocurre, el Tribunal Supremo del país sigue sin reabrir el caso de Asia Bibi la mujer católica encarcelada desde hace más de ocho años acusada de blasfemia y condenada a muerte, pero cuya sentencia ha sido retrasada. Las presiones que los radicales islámicos han sometido todo este tiempo han dejado en suspense cualquier movimiento judicial -además de haber asesinado al líder católico y ministro de Minorías Shabahz Bhatti y el gobernador de Punjab Saalman Taser, que la habían defendido.

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