Nacen con discapacidades difíciles de manejar y son abandonados debido a sus complejísimas necesidades y su precario estado de salud. Desde hace 20 años Mohamed Bzeek, un musulmán de origen libio residente en California (EE.UU.)
su historia, publicada en Los Ángeles Times, ha sido recogida en España por LaInformación.com, en un atículo que, por su interés, reproducimos:
Un devoto musulmán acoge en EEUU a ninos terminales que nadie quiere cuidar
Mohamed Bzeek, de 62 años de edad, lleva más de 20 años dedicándose al cuidado y crianza de ninos con enfermedades terminales. Por su hogar han pasado decenas de chicos con condiciones de salud complejas que, por lo general, son derivados a instalaciones médicas o al cuidado de enfermeras. Bzeek es el único de los candidatos del sistema de cuidado de crianza de todo el condado de Los Ángeles que los acepta.
La esperanza de vida de estos ninos es corta, Mohamed Bzeek lo sabe, pero este musulmán de origen libio y residente en Azusa los acepta. En 20 años de labor, este hombre ha visto morir y enterrado a decenas de ninos a los que ha cuidado y amado como si fueran suyos propios.
El único hijo biológico de Bzeek, Adam, nació en 1997, con enfermedad ósea frágil y enanismo. Era un nino tan frágil que cambiarle el pañal o los calcetines podía romper sus huesos. Bzeek nunca se sintió enfadado por las discapacidades de su propio hijo. Ahora, Adam estudia ingeniería informática y va en silla de ruedas a clase.
«Sé que ella no puede oír, no puede ver, pero siempre hablo con ella. Siempre estoy abrazándola, tocándola, jugando con ella… Ella tiene sentimientos. Ella tiene alma», explica Bzeek.
Al cuidado de una niña sorda, ciega y paralizada
Actualmente, Bzeek está al cuidado completo de una niña, de 6 años de edad, que sufre encefalocele, una rara enfermedad cerebral que la deja postrada en la cama.
Ella es sorda y ciega, sus brazos y piernas están paralizados y tiene convulsiones diarias.
«Sé que ella no puede oír, no puede ver, pero siempre hablo con ella. Siempre estoy abrazándola, tocándola, jugando con ella… Ella tiene sentimientos. Ella tiene alma. Ella es un ser humano», explica este hombre en un reportaje al diario Hoy, edición hispana de Los Angeles Times.
Según los médicos, la esperanza de vida de la niña no pasaría más allá de los dos años de edad. Sin embargo, la pequeña a la que Bzeek cuida ha cumplido seis años. Los médicos atribuyen este pequeño «milagro» al cuidado y el amor de su padre adoptivo que ahora es considerado una leyenda en su comunidad.
“La clave es que tienes que amarlos como si fueran tuyos”, afirmó Bzeek recientemente a la periodista Hailey Branson-Pots. “Sé que están enfermos. Sé que van a morir. Hago mi mejor esfuerzo como ser humano y dejo el resto a Dios”.
El único que se ofrece
Según cuenta al citado periódico Rosella Yousef, administradora regional asistente de la unidad responsable de estos chicos, de los 35.000 ninos controlados por el Departamento de Servicios para Niños y Familias del condado (DCFS, por sus siglas en inglés), algo menos de 600 son destinados en algún momento el cuidado de la división Servicios de Manejo de Casos Médicos, que atiende a los pequeños con problema sanitarios más graves.
La necesidad de contar con padres adoptivos para para cuidar de los ninos resulta acuciante. Y sólo Bzeek se ofrece. “Si alguien nos llama y nos dice: ‘Este pequeño debe estar en cuidados hogareños para pacientes terminales’, sólo hay un nombre en quien pensamos”, contó Melissa Testerman, una coordinadora del programa de DCFS encargado de hallar personas que cuiden a los ninos enfermos. «Nadie más lo hace. Él es el único que acepta”.
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