En España hay 2,6 millones de personas con discapacidad
En España hay 2,6 millones de personas con discapacidad/Pixabay

Es de dominio público que en España el colectivo más discriminado, y con mayor número de discriminados, es el de la discapacidad, ya sea física, mental, intelectual o sensorial. Los ejemplos los constatamos día a día: no hay presentadores de televisiones públicas que sean ciegos, que vayan en sillas de ruedas, etc.; hay multitud de edificios públicos sin rampas para sillas de ruedas, o sin los directorios en braille o adaptados para deficiencias visuales; del mismo modo, cuando se realizan obras en las aceras, se desvía a los peatones a la calzada sin rebajar la acera para que puedan acceder los que tienen dificultad de movimientos; no están adaptadas las ventanillas públicas a personas en silla de ruedas; los marcadores de “su turno” en cualquier tipo de centro público o privado no emiten sonidos para que los invidentes puedan saber cuándo les corresponde y las máquinas expenden los números de su turno sin braille; los ayuntamientos raramente preparan campamentos u ofertas culturales para la inclusión, etc.

Sin embargo, todo eso es indiferente al Ministerio de Igualdad, que no dedica inversiones ni tiempo a esta discriminación. El propio organigrama del Ministerio lo deja patente pues su órganos directivos son:

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  1. La Secretaría de Estado de Igualdad y Contra la Violencia de Género.
  2. La Subsecretaría.
  3. La Dirección General de Igualdad de Trato y Diversidad Étnico-Racial.
  4. La Dirección General de Diversidad Sexual y Derechos LGTBI.
  5. La Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género.
  6. El Instituto de la Mujer y para la Igualdad de Oportunidades.

A la vista está, pues, que el Ministerio de Igualdad no ha sido creado para luchar por la igualdad de los auténticamente discriminados, sino para difundir las ideologías perversas de género y del homosexualismo, colectivos que guste o no guste al actual gobierno no solo no sufren discriminación injusta alguna, sino que más bien gozan de numerosos privilegios injustos e insultantes para otros colectivos mucho más necesitados de protección.

Sería de desear que algún día las administraciones públicas, en vez de gastarse el dinero en decorar los buzones y los coches de correos con la bandera LGTB invirtieran el mismo en adaptar todas las oficinas de correos para los discapacitados de cualquier tipo. Los españoles lo agradeceríamos, y mucho más los que tienen diferentes capacidades físicas, mentales, intelectuales y sensoriales. Eso sería construir un mundo más justo.

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Católico ultramontano por convicción, padre de familia por vocación contrarrevolucionaria, abogado de familia por apostolado cívico, legitimista por piedad filial, rotundo por carácter. En todos los órdenes de la vida ejerzo el activismo en las causas perdidas, pues no lucho por la satisfacción de la victoria, sino por la adhesión militante a la Verdad: a nosotros solo nos corresponde la gracia del combate, el triunfo es siempre de Cristo.