* Por Mónica Rodríguez. Cardiólogo Pediatra. Hospital Madrid Montepríncipe
En una frase en que se afirme que un organismo que incluye un corazón latiente no implica necesariamente que allí exista vida, probablemente falte la última parte de la afirmación: “vida que yo considere humana o digna de ser vivida”.
Herramientas como estas forman parte del engranaje destinado a despojar al embrión y al feto humano temprano de toda protección jurídica, para alimentar el jugoso negocio del aborto provocado y, de paso, para sustentar esa inmensa estafa a todas las mujeres del mundo cuando se les dice: “Deshazte de eso que crece en tu útero, y serás libre”.
Nadie, hasta el momento, ha podido demostrar desde el punto de vista científico, fuera de toda duda, que lo que se forma en el útero de una mujer no es un ser humano, ni que no lo es sino a partir de tal o cual número de células, o antes o después de que lata el corazón.
En vista de ello, algunos nos empeñamos en conceder el beneficio de la duda a ese “corazón-latiente- no-vivo”. No vaya a ser que, al final, resulte que estemos masacrando todos los años decenas de miles de seres humanos indefensos en España. Cientos de miles o quizá millones en todo el mundo. ¿Hay alguien en condiciones de demostrar que esto no es así?
Nuestra generación se horroriza por diversos genocidios y aberraciones de nuestros antepasados. Día llegará, aunque quizá ninguno de los que estamos aquí ahora lo vivamos, en que nuestros escasos descendientes execrarán las organizadas y asépticas matanzas de “corazones-latientes-no-vivos” que nuestra generación ha llevado a cabo apoyándose en la deshumanización de las víctimas y las falsas promesas de libertad a sus victimarios. Exactamente como hicieron aquellos, todos sabemos quiénes son, que ahora merecen nuestra repulsa.
[N. de la R. ] La diputada regional de Madrid por Más Madrid (exrepresentante de Podemos) Mónica García Gómez, médico anestesista, negó el pasado jueves en la Asamblea de Madrid que el latido del corazón signifique que hay vida.
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