La historia de Anni Zahnag es la de una de esas personas que son capaces de burlar el destino, romper la estadística, ir contra pronóstico y desmentir a los fatalistas y agoreros.
El periodista Erik Metaxas ha contado su historia en Breakpoint, partiendo de lo sucedido el pasado mes de diciembre en uno de los templos mundiales de las artes, el Carnegie Hall, un lugar de culto musical a dos manzanas de Central Park, en Nueva York.
El pasado 18 de diciembre, el público aplaudió con entusiasmo la interpretación perfectamente ejecutada por Annie, de 13 años, que sólo lleva tres aprendiendo piano.
Hace tres años, «se encontraba acurrucada en una celda de una cárcel china. Permaneció allí de noche sin comida, sin agua, o sin tan siquiera poder acceder a un inodoro», narra Metaxas.
Su delito, ser hija de su padre. El gobierno chino la había encerrado como represalia por las actividades de su progenitor Zhang Lin, en protesta por las políticas represivas de Pekín. Cómo Anni pasó de una cárcel China a tocar en el Carnegie Hall es un milagro.
«La policía de planificación familiar acudió a diario para presionar a la madre de Anni para que abortara», explica su madre adoptiva
El ‘delito’ de ser mujer y segundo hijo en China
El padre de Anni es un físico nuclear que fue enviado a prisión. Para conseguir trasladar a su hija fuera de China se puso en contacto con Reggie Littlejohn, fundadora de Women’s Rights Without Frontiers (Derechos de la Mujer Sin Fronteras).
Reggie, junto al miembro del Senado de Florida, Chris Smith, logró llevar a Anni y a su hermana a EEUU. Reggie y su marido acogieron a las chicas, tratándolas como a sus propias hijas.
Pero la existencia de Anni está unida al peligro desde antes de venir al mundo. Si se hubieran aplicado sin fisuras las órdenes del Partido Comunista, nunca habría nacido. Anni fue la segunda hija en un momento en el que la política china del hijo único estaba en vigor.
Millones de mujeres chinas se vieron obligadas a abortar por el ‘delito’ de esperar un segundo hijo.
Anni escapó a este destino gracias al coraje de sus padres. La propia Reggie en la página web de Women’s Rights Without Frontiers, cuenta «la policía de planificación familiar acudió a diario para presionar a la madre de Anni para que abortara». Sólo tras batallar «una larga y difícil lucha», su padre logró el permiso para que naciera.
Sin su valentía, «Anni podría haber sido fácilmente una de las 400 millones de vidas ‘impedidas’ por la política del hijo único china de control obligatorio de la poblacion”, señala Reggie. «O podría haber sido abortada de forma selectiva porque es una chica, como le ocurre a tantas segundas hijas en China».
Reggie afirma orgullosa: «Su historia es un ejemplo para los que luchan contra todo pronóstico. Y un testimonio de esperanza para las mujeres de China».
Anni, por su parte, otorga todo el valor a Dios, tanto por su nacimiento como por todos sus logros. «Dios hizo un milagro total, porque nunca podría haberlo logrado sin su ayuda», explica. «Yo sólo puse el 1% para ganar el concurso y poder tocar en el Carnegie Hall. El otro 99% fue gracias a Dios».
Erik Metaxas dio a conocer la historia a principos de año, coincidiendo con el 44 aniversario de la sentencia de la Corte Suprema Roe vs Wade, que supuso la despenalización del aborto en EEUU. Significativa coincidencia: «es un recordatorio de lo que perdemos todos los días en Estados Unidos, en China y en todo el mundo, cuando se apaga una pequeña vida».
«Perdemos ninos que podrían llegar a ser pianistas, investigadores, médicos, agricultores, soldados, artistas y mismos madres y padres», subraya Metaxas.
«Nunca sabremos lo que ha perdido el mundo por los millones de ninos asesinados por el aborto. Pero usted y yo podemos trabajar para salvar a otros bebés», termina diciendo.
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