Lourdes Méndez Monasterio, nacida en Córdoba en 1957, pero murciana de corazón, no pudo resistir la tercera invitación a participar en la política de partidos hace 25 años, cuando trabajaba como abogada en San Javier.
Primero fue concejal, después diputada regional y consejera de Trabajo y Política Social de Murcia y finalmente diputada nacional tres legislaturas. Ha sido miembro electo de la Ejecutiva Nacional del PP ocho años, presidenta de la Comisión Nacional de Familia, portavoz en de Asuntos Sociales y presidenta de la Comisión de Políticas Integrales para la Discapacidad en el Congreso.
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Suscríbete ahoraAntes de las elecciones de diciembre de 2015 fue ‘purgada’ de las listas del Partido Popular junto a un nutrido grupo de parlamentarios (diputados y senadores) que habían osado mantener una postura pro vida coherente, frente al pragmatismo de Mariano Rajoy, quien prometió legislar para mejorar la protección de la vida humana y acabó cerrando bajo siete llaves el proyecto de ley que pretendía dar cumplimiento a dicho compromiso electoral.
Dicha purga comenzó unos meses antes, cuando Celia Villalobos aseguró a principios de 2015 una suerte de fatwa política: «Lo que no cabe en mi partido son personas que digan no al aborto». Y Rajoy ejecutó la sentencia.
En aquella purga cayeron, además de Lourdes Méndez, los diputados José Eugenio Azpiroz, Eva Durán, Antonio Molina y Javier Puente y los senadores Gari Durán, Ángel Pintado, Ana Torme, José Ignacio Palacios y José Luis Sastre.
Todos ellos se negaron a refrendar con su voto la mini reforma con la que el PP quiso maquillar un supuesto cumplimiento de la promesa contenida en el Programa Electoral del año 2011: «Cambiaremos el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida, así como de las menores».
Probablemente Lourdes Méndez Monasterio fue la persona de ese grupo de ‘represaliados’ por el rajoyismo que de manera más contundente se manifestó a partir de entonces contra el abandono de la defensa de la vida humana por parte del Partido Popular.
Cumplir la promesa electoral
La X legislatura comenzó en noviembre de 2011. El Partido Popular había obtenido la más importante victoria de su historia, con una mayoría absoluta en el Congreso y el Senado. Una de sus promesas electorales era la antecitada de promover una ley de apoyo a la maternidad y cambiar «el modelo de la actual regulación sobre el aborto para reforzar la protección del derecho a la vida».
La propia Lourdes Méndez, en el libro ‘Del derecho a la vida al derecho al aborto a la luz de los debates parlamentarios y de la Constitución Española (182 – 2017)‘ basado en su tesis doctoral, narra la intrahistoria de cómo el Partido Popular traicionó a sus electores en esta materia.
Para Méndez 5 eran los motivos obvios para que el PP llevara a efecto el compromiso electoral:
- 50 diputados habían presentado recurso de inconstitucionalidad, incluidos Rajoy y Sáenz de Santamaría.
- Las afirmaciones de Rajoy cuando era jefe de la oposición: «Ya hay una sentencia del Constitucional muy clara que excluye la posibilidad de un sistema de plazos».
- Las contundentes afirmaciones del voto particular del PP en la subcomisión de estudio sobre la Ley Aído en el año 2009 y los discursos de los representantes del PP en los debates parlamentarios.
- La defensa de la vida «aparecía como raíz de su ideario en sus estatutos y confirmado en las ponencias del Congreso previo a las elecciones de 2011».
- El Partido Popular gozaba de Mayoría absoluta.
El proyecto de Ruiz Gallardón
Sin embargo, no fue hasta dos años después cuando el exministro Ruiz Gallardón presentó el Anteproyecto de Ley Orgánica para la Protección de la Vida del Concebido y de los Derechos de la Mujer Embarazada que fue aprobado por el Consejo de Ministros.
La oposición presentó entonces hasta 83 iniciativas parlamentarias de todo tipo contra el proyecto. En enero de 2014, en respuesta a una pregunta oral de una diputada del Bloque Nacionalista Gallego, el presidente Mariano Rajoy contestó: «Este Gobierno se comprometió con los españoles a modificar una ley que dictó el Gobierno socialista en 2010 apartándose de la doctrina del Tribunal constitucional».
Con anterioridad, el entonces portavoz de Grupo Parlamentario Popular en el Congreso, Alfonso Alonso, señaló en una entrevista radiofónica que sus compañeros estaban «comprometidos» con lo «previsto en el programa electoral»: «Es verdad que todavía está en su fase más inicial, pero es una reforma equilibrada y responde a un compromiso electoral explícito».
En febrero de 2014, una propuesta de retirada de la nonata ‘Ley Gallardón’ fue rechazada con los votos de PP, UPN y los diputados de Unió. La veterana Celia Villalobos votó junto a la oposición contra la ley que cumplía el programa electoral con el que fue elegida.
A finales de agosto de ese año, y en el seno de la Diputación Permanente del Congreso, el portavoz de Justicia del PP José Miguel Castillo Calví mantenía la postura: «El Gobierno tiene la intención de continuar promoviendo el anteproyecto de ley orgánica de protección de la vida del concebido y derechos de la mujer embarazada».
Retirada del proyecto y viraje ideológico
Pocos días después de ese debate y pasados nueve meses desde que Rajoy reiterara en sede parlamentaria que «este Gobierno se comprometió con los españoles…», el presidente del Gobierno aprovechó una visita a un congreso sobre comunicación para anunciar que el proyecto se retiraba. Era el 14 de septiembre de 2014. Ruiz Gallardón presentó su dimisión de forma inmediata e irrevocable.
Lourdes Méndez considera que el cambio del discurso del Partido Popular debe a varias causas: la espera a lo que diga el Tribunal Constitucional; el miedo a la pérdida de votos de seguir adelante; y el sometimiento ideológico del Partido Popular, en contra de sus propios estatutos e ideario.
Pero ¿por qué este vuelco repentino?
Otro de los diputados purgados por Rajoy, José Eugenio Azpiroz, apunta en su tesis doctoral ‘La protección jurídica de la vida humana’ una circunstancia que puede ser reveladora.
Dos días después de la declaración defenestradora del anteproyecto de Gallardón, comenzaba en la ONU el 69º Periodo Ordinario de Sesiones, se presentó el documento ‘Prioridades de España en Naciones Unidas‘. En su octava página se dice:
«Continuaremos impulsando el pleno disfrute y ejercicio de derechos por parte de niñas y mujeres en condiciones de igualdad y no discriminación por razón de género, incluidos los derechos de salud sexual y reproductiva, así como el combate de todas las formas de violencia de las que son víctimas niñas y mujeres (incluidos los asesinatos por razón de género, la mutilación genital, el matrimonio forzoso y precoz y la violencia sexual durante los conflictos).»
Tal y como apunta Azpiroz, no sólo es destacable que se apoyara el término clave de la Ley que el PP ha llevado ante el Tribunal Constitucional, sino que con ello se asume la ideología de género y con ello, el aborto como «derecho».
Casualidad o no, España fue designada en octubre de 2014 como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU para el bienio 2015-2016.
Así las cosas, se produjo un triple efecto: jurídico, pues se renunció a la posibilidad de adecuar la ley a la doctrina del Constitucional; social, porque el paso del tiempo con la Ley Aído en vigor hacía ya muy difícil la reversión de la ley y con ella la defensa del derecho a la vida; y político, creando desconfianza y orfandad en una parte nada despreciable del electorado y, en la práctica, constatando que ningún partido con representación parlamentaria defendía el derecho a la vida.
Ruptura de la disciplina de voto por la mini reforma
En julio de 2015, el Partido Popular pretendió maquillar su traición a la inmensa mayoría de sus votantes con el impulso de proposición de ley orgánica para que las menores entre 16 años y 18 años tuvieran que consultar con sus padres la decisión de abortar.
Dicha mini reforma fue considerada por casi todos los votantes del PP y sus diputados con una conciencia provida más clara, insuficiente respecto a lo prometido y, además, como una burla. Hasta el punto de que se rompió la disciplina de voto.
Unos meses antes, en abril de 2015, Lourdes Méndez, José Eugenio Azpiroz y Javier Puente, con el apoyo de los senadores Gari Durán, José Ignacio Palacios, Luis Peral, Ángel Pintado y Ana Torme, enviaron una carta a Mariano Rajoy que remitieron a sus compañeros parlamentarios adelantando su decisión de no votar favorablemente a la mini reforma.
Muchas eran sus razones:
- Sobre el objeto de la votación, se alega que la propuesta no suprime el aborto como derecho; se mantiene el uso eugenésico del aborto y se perpetúan los riesgos que amenazaban la objeción de conciencia de los profesionales sanitarios.
- La falta de coherencia con los estatutos del partido, lo expresado en congresos nacionales, el voto de la subcomisión sobre el aborto, las votaciones contra la Ley Aído, los fundamentos del recurso de inconstitucionalidad, el programa electoral, la defenestrada ley Gallardón, las respuestas del Gobierno en apoyo de la reforma del exministro y la votación de 183 diputados contra la pretensión de que fuera retirada la iniciativa de Gallardón.
- Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría habían ignorado durante dos años una petición de reunión sobre la cuestión.
- Ausencia de consulta interna, al menos en el Grupo Parlamentario, ante el cambio programático.
- Es «políticamente insostenible» la renuncia a legislar para proteger la vida teniendo mayoría absoluta y habiendo prometido hacerlo.
- Es responsabilidad de los parlamentarios procurar leyes justas, sin coartadas sobre el futuro electoral.
- Tampoco se cumplía la promesa de una Ley de maternidad.
A estos argumentos se añadía una apelación de respeto a los compañeros con los que disentían y un llamamiento a la libertad de voto de cara a la mini reforma.
Las enmiendas de UPN: el PP en la encrucijada
Y llegó la horma de su zapato. El diputado de UPN Carlos Salvador, tendió una suerte de trampa a los diputados del Partido Popular. Propuso en la comisión de Sanidad del Congreso una batería de enmiendas que no sólo cubrían la micro reforma del PP, sino que modificaban de forma sustancial la Ley Aído y que estaban basadas en las que el partido de Rajoy había presentado en la legislatura anterior contra la ley del aborto.
¿Qué haría el PP? ¿Votaría en contra de sus propias enmiendas? Pues sí y, para asegurar el tiro, el Partido Popular apartó de la comisión a quien no estuviera de acuerdo, como era el caso de Lourdes Méndez.
Corría el 7 de julio de 2015 y Méndez dirigió, «por lealtad», una carta al secretario general del Grupo Parlamentario, José Antonio Bermúdez de Castro en la que anunció su postura: «Si se me permite permanecer como titular de la Comisión [cargo que había desempeñado 12 años], votaría en conciencia«. La respuesta fue el cese inmediato de Méndez como miembro de la comisión.
El texto fue aprobado en la Comisión y llegó al Pleno, donde Salvador volvió a presentar sus enmiendas made in PP. Los populares no podían permitirse que lo ocurrido en la Comisión se reflejara en el Pleno, mucho más expuesto al escrutinio público. Llegó a un acuerdo con Salvador para que las retirara a cambio de una promesa de poner en marcha «un proyecto específico de ayudas a las futuras madres que empezaremos a negociar, si es posible, la semana que viene con el Ministerio de Sanidad», tal y como expresó en el Pleno el propio parlamentario navarro.
En el Congreso, la mini reforma salió adelante sin el voto de los cinco diputados del PP que se negaron en conciencia. En el Senado volvió a suceder, con otros cinco miembros de la bancada popular.
Intento de regeneración del PP desde dentro
Pasa el tiempo y en febrero de 2016, en una extensa entrevista concedida a Actuall, ya intuía en sus respuestas que, aunque no se veía entonces de vuelta en la política activa -de la que prácticamente estaba defenestrada-, permanecía la vocación: «es un gusanillo que no te abandona, el deseo de intervenir a favor de lo justo permanece». Y en el caso de que sucediera lo haría «luchando por lo que siempre he creído, tanto en la política, en mi casa o donde me toque».
Su primera intención fue permanecer en el PP para «seguir intentando que retorne a sus esencias y principios». Pero ya advertía: «Y si no fuera así, pues fuera de él». Y añadía en otro momento: «Algo está pasando en un partido (…) que no da cabida a liberales o conservadores ni a personas que defienden la vida».
Como presidenta de la asociación Familia y Dignidad Humana fundada por exparlamentarios del PP, aseguraba que durante la campaña previa a las elecciones generales celebradas el 26 de junio de 2016 «ninguno de los partidos ni siquiera el PP, han realizado una apuesta clara en defensa de la vida y la familia».
En junio de 2016, con motivo de la recepción de uno de los premios anuales que concede la asociación HazteOir.org, Méndez explicaba sus sensaciones: «La defensa de la vida es fundamental, he estado 25 años en política para defender lo fundamental: las raíces de nuestra civilización y cultura. Lamentablemente no he podido continuar ejerciendo la política precisamente por defender lo que creo en un partido que hasta ahora lo defendía».
La maniobra de Teodoro García Egea
El distanciamiento -si no la desafección- de Lourdes Méndez respecto del Partido Popular empezaba a ser cada vez más evidente. Y llegó el XVIII Congreso del Partido Popular, celebrado en febrero de 2017. Los exparlamentarios que tenían calidad de compromisarios en la cita trataron de introducir enmiendas que clarificaran las posiciones.
La actual cabeza de lista al Congreso de Vox por Murcia -entonces fuera del Congreso, pero aún afiliada al Partido Popular y además, compromisaria- presentó una enmienda con la que se pretendía saber si el PP estaba a favor o en contra de la defensa del derecho a la vida desde la concepción a la muerte natural o si se colocaba, ya de manera estatutaria, en los postulados favorables al llamado derecho al aborto y a la eutanasia.
La dirección del PP maniobró para que no fuera ni siquiera votada.
La enmienda de Méndez fue aportada a la Ponencia Política y de Estatutos, coordinada por el ex secretario general del PP Fernando Martínez Maíllo y cuya mesa de discusión fue moderada por su hoy sucesor, Teodoro García Egea.
Según narra Méndez, En el momento de producirse la votación sobre la moción («El PP defiende la vida desde la concepción hasta la muerte natural») García Egea la paralizó e impidió que se votara. Martínez Maíllo argumentó que se votaría en la Ponencia Social, algo «claramente irregular», según defiende Méndez.
Cuando llegó el turno de enmiendas en la Ponencia Social también se impidió su votación «violando el reglamento del Congreso» del PP en concreto en sus artículos 26.3 y 26.4.
Tal y como expresó la entonces figura preeminente del partido, la entonces presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, Cristina Cifuentes: «Creo que es un debate que está absolutamente fuera de nuestra agenda política».
Al terminar el congreso, Méndez concluyó, en declaraciones a Actuall: «Hay más libertad en Cuba» que en el congreso del Partido Popular.
El fin de los principios
En un artículo publicado en ABC una semana después de clausurado el cónclave de los populares, se hizo patente la ruptura definitiva que se había producido días antes. Bajo el título ‘El fin de los principios’, Lourdes Méndez diseccionó el estado de cosas desde el punto de vista programático en el Partido Popular:
- «La actual dirección del PP ha asumido en bloque el proyecto acogido por gran parte de la izquierda europea».
- «Las cortinas de humo y los algo torpes malabarismos del congreso ya solo pueden engañar a los más ingenuos».
- «No se puede pretender el apoyo de quienes creen en el derecho a la vida y al mismo tiempo consolidar el derecho al aborto o abrir la puerta a la eutanasia«.
- «No se puede decir que se está a favor de defender la libertad de expresión y a la vez multar al que discrepa».
- «No se puede pretender la herencia del humanismo cristiano y al mismo tiempo abrazar el laicismo«.
- «No es creíble hablar de libertad de educación y proponer leyes totalitarias de género«.
- «No es verdad que se defiende a la familia cuando se la diluye entre cualquier otra forma de convivencia».
- «No se puede construir un proyecto político basado en el desprecio permanente a la principal masa de tu propio electorado, porque muchos ya perciben que no existe ninguna diferencia sustancial entre el programa del PSOE y el del PP«.
- «En asuntos como el de los vientres de alquiler, ya somos más «progresistas» que el PSOE o incluso Podemos».
- «Hemos abandonado los principios para mantenernos en el poder y puede que pronto no tengamos ni poder ni principios».
Siendo de una contundencia evidente, tal vez la frase que más interesa a los efectos de conocer cómo llegó a Vox Lourdes Méndez desde el Partido Popular es la última de aquél escrito: «Debemos encontrar la alternativa para defenderlos, ya que lamentablemente, desde ahora, ninguna fuerza parlamentaria lo hará».
«El PP ha consagrado el derecho al aborto»
A finales del año 2017, de nuevo en el diario ABC, Lourdes Méndez pone de nuevo las peras a cuarto al rajoyismo:
«Nuestro partido se ha desprendido de la defensa de la vida, asumiendo la llamada ley Aído en su práctica totalidad, y consagrando por tanto el “derecho” al aborto; ha desdeñado la libertad de los padres a educar a sus hijos según sus convicciones; ha atentado, entre otras, contra la libertad de expresión, aprobando leyes que imponen una determinada ideología y sancionan a quien no la comparte (en la comunidad de Madrid se ha impuesto una multa al director de un colegio por criticar una ley, una extraña manera de demostrar que no se trata de una norma totalitaria); ha votado a favor de regular los “vientres de alquiler” contrarios a la dignidad de la mujer y de su hijo. Y, por último, ha abrazado la concepción relativista sobre la familia, engañosamente neutral, que trata por igual realidades diferentes».
Con motivo de la tramitación parlamentaria de la Ley mordaza LGTBI redactada por COGAM para Podemos, Méndez exclamó en un nuevo artículo: «Ante la colonización ideológica de género, ¡despertad!».
Llamaba a la sociedad civil a reaccionar, tras conocer que el PP presentó una enmienda de totalidad a la proposición de ley anteriormente citada, a su juicio innecesaria por cuanto «iba más a dar una pátina de cordura y trasladar un mensaje a sus votantes, que realmente a defender lo obvio», esto es, que el derecho a la no discriminación está sobradamente recogido en la Constitución y las leyes para todos los españoles sin necesidad de leyes particulares.
Lourdes Méndez es ahora cabeza de lista por Vox en la Región de Murcia. Si obtiene el respaldo de los murcianos, volverá al Congreso, como decía a Actuall «luchando por lo que siempre he creído».
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