Este viernes por la tarde tuvo lugar un debate sobre eutanasia en el Colegio Mirasur de Pinto (Madrid) organizado por los alumnos de 1º de Bachillerato de Filosofía de este colegio privado, laico y bilingüe bajo la dirección del profesor Alfonso Fernández.

Los ponentes del debate fueron, por un lado, Fernando Marín, médico especialista en cuidados paliativos y presidente de la asociación Derecho a una Muerte Digna en Madrid. Se trata de la Federación de entidades proeutanasia presidida por el polémico doctor Luis Montes. Y por otro lado, el portavoz de Vida Digna, una iniciativa de Profesionales por la Ética, Carlos Álvarez.

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Los ponentes habían recibido previamente las preguntas de los alumnos organizadas en tres bloques: jurídico, médico y ético. Para empezar, Carlos Álvarez respondió a las preguntas del bloque jurídico aclarando lo que es y no es eutanasia y ciñéndose a las cuestiones que habían planteando los estudiantes. Respuestas técnicas sobre la situación legal de la eutanasia en España y en el mundo.

Sin embargo, Álvarez recordó que ya se habían producido casos de eutanasia en en nuestro país gracias a las leyes autonómicas de “muerte digna”, como la muerte de la anciana Ramona Estévez en Andalucía.

“Alimentada por una sonda nasogástrica”,  relató Álvarez, “el hijo de Ramona y la Junta de Andalucía obligaron a los médicos a retirarle la alimentación y la hidratación hasta que murió”.  El ponente de Vida Digna también advirtió que “legalizar la eutanasia obliga al sistema sanitario a proporcionarla a todos los pacientes que lo pidan, vulnerando los médicos el juramento hipocrático”.

El representante de la asociación DMD, sin embargo, no siguió el orden del debate y pidió permiso para proyectar su presentación estándar sobre la eutanasia en España, los casos emblemáticos (Inmaculada Echevarría, Ramón Sampedro…) y los obstáculos que encuentra esta práctica para tener un estatus legal.

En este punto el Dr. Marín hizo gala de una notable agresividad verbal con frases como las siguientes: “El juramento hipocrático es una estupidez y no existe”; “el mayor obstáculo para la eutanasia es el Código Penal”; “las leyes de derechos humanos y la constitución española están muy influidas por la santidad (se supone que quiso decir sacralidad) de la vida y hasta aquí hemos llegado. Esta es una sociedad laica”;

Marín no ocultó tampoco su animadversión contra los que presionan a la sociedad y a los médicos ante los casos de posible eutanasia que se hacen públicos, como el de Andrea en Galicia. Acusó a HazteOir.org, Profesionales por la Ética, Derecho a Vivir y Abogados Cristianos de presionar y de estar también contra la ideología de género (lo cual resultaba un tanto fuera de lugar en un debate sobre eutanasia).

Acusó a la Sociedad Española de Cuidados Paliativos y a su presidente, el doctor Álvaro Gándara, de “fundamentalistas” y sacó a colación el antiguo caso del doctor Montes en Leganés y la “cacería” a la que el PP le sometió.

Mezclando eutanasia y matrimonio homosexual

En su exposición, el doctor Marín llegó a afirmar con rotundidad que “el Parlamento no nos representa” y negó que el caso de Ramona Estévez hubiera sido una eutanasia. “Ella había dicho siempre que no quería morir entre tubos”, aseguró. El doctor Marín insistió en que la eutanasia era una opción libre que uno podía o no dejar de utilizar, pero que no era obligatoria. “Es como la ley del matrimonio homosexual, quien quiera que la use”.

A partir de estas dos primeras intervenciones se produjeron varias preguntas e intervenciones del público. Entre ellas, preguntas de alumnos, defensa de la eutanasia para personas que sufren (como se hace con los animales) y peticiones como la de una asistente para pedir que “el sistema público me acompañe y me ayude y no prescinda de mí cuando yo no sea productiva”.

Especialmente interesante resultó la intervención de un veterinario asistente al debate, que sorprendió al afirmar que él practicaba eutanasias todos los días a animales pero que el caso de personas era muy y diferente y había muchos intereses en juego. Este asistente protestó porque la intervención de Marína le había parecido “un mitin político”.

El bloque ético del debate no se ciñó tampoco a las preguntas de los alumnos, como se había pactado. El profesor Fernández hizo una exposición genérica sobre la privacidad de los códigos morales. “Lo único que diferencia a los seres humanos de los animales es su capacidad de autoconciencia”, aseguró el filósofo.

Mi familar, 22 años en estado vegetativo, tenía «un plus de dignidad que no tenían los animales»

Esta afirmación fue respondida desde el público, ya que una persona contó el caso de un familiar cuya vida (22 años) transcurrió en estado vegetativo y, “con todo cariño hacia los animales, no me cabe duda de que tenía un plus de dignidad que no tenían los animales”.

Fernández aseguró que, en Canarias, «hasta que llegaron los Reyes Católicos» (sic), se practicaba la eutanasia. En un discurso un tanto confuso citó la Inquisición y criticó lo lamentable que resulta que las menores no puedan abortar sin conocimiento de su padre cuando, por ejemplo, el propio padre podría haber sido el violador.

En la recta final del debate se produjeron más intervenciones del público. Entre ellas, una médico de familia contestó al doctor Marín indicándole que en Reino Unido la eutanasia no se había legalizado a pesar de los numerosos intentos debido a la oposición de los médicos a colaborar para dar muerte a sus pacientes.

Otra asistente preguntó al representante de Derecho a Morir Dignamente por las leyes autonómicas de muerte digna, que obligan a los médicos a aplicar la sedación si la pide el paciente o sus familiares, incluso aunque esté médicamente contraindicada. Marín no contestó a la pregunta pero se lamentó: “Las leyes de muerte digna autonómicas no han servido para nada porque se acogen al Código Penal para no aplicarlas”.

Y después de más de dos horas de intercambio de pareceres entre ponentes y con el público, el debate llegó a su fin. Destacamos las últimas frases de los dos protagonistas. Fernando Marín aseguro que, “la legalización de la eutanasia en España no la harían los médicos (de los médicos no se puede esperar nada) sino los ciudadanos exigiendo sus derechos” y Carlos Álvarez afirmó que “la eutanasia no es neutral. Puedes ser partidario o no, pero nos afecta a todos”.

* Crónica remitida a Actuall por Profesionales por la Ética.

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