El presidente de la Comisión de Justicia del Senado estadounidense, el republicano Lindsey Graham, ha anunciado este lunes que el próximo 12 de octubre será la primera audiencia para evaluar el posible nombramiento para el Tribunal Supremo de Amy Coney Barrett, elegida por el presidente Donald Trump como candidata al cargo.
El nombramiento de Barrett es clave para la Administración Trump, que pretende conseguir su ratificación en el Senado -de mayoría republicana- antes de las elecciones del 3 de noviembre. Sin embargo, los demócratas reprochan la cercanía de los comicios y esperan que sea el ganador de los comicios quien nombre a quien cubrirá la vacante del más alto tribunal estadounidense.
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Suscríbete ahoraEste mismo lunes Graham ha hablado con Trump, convaleciente de coronvairus, sobre el proceso de ratificación de Barrett. «Acabo de hablar con el presidente Trump y se le escucha muy bien. ¡Está muy activo y dispuesto a volver al trabajo! También está muy emocionado por la confirmación para el Tribunal Supremo de la jueza Amy Coney Barrett y está muy concentrado para conseguir un buen acuerdo para ayudar a estimular la economía», ha publicado Graham en Twitter.
El proceso de ratificación podría verse dificultado por el hecho de que dos senadores republicanos de la Comisión de Justicia han dado positivo por coronavirus y dos más están en aislamiento.
Una vez celebradas las audiencias en la Comisión de Justicia se podría votar el 22 de octubre y presentar a finales de octubre al pleno a la candidata, con lo que podría ser ratificada antes de las elecciones.
En respuesta, el portavoz demócrata en el Senado, Charles Schumer, ha advertido de que podrían pedir pruebas de coronavirus para los senadores y sus equipos para evitar «un comportamiento absurdo y peligroso». «El senador Graham debería parar este ilegítimo proceso de nominación», ha remachado.
Barret debe ser confirmada por el Senado, donde el Partido Republicano de Trump tiene mayoría, por lo que se espera que sea ratificada sin problemas, a pesar de que se trata de un proceso sumamente politizado. De hecho, las senadoras republicanas Susan Collins y Lisa Murkowski ya han expresado su rechazo a esta nominación.
La confirmación de los nuevos magistrados del Tribunal Supremo suele durar dos meses, por lo que coincidirá con la campaña electoral para las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
Barret, de 48 años, es una jueza federal nacida en Indiana y conocida por sus opiniones católicas, conservadoras y provida. Su elección apuntalaría durante décadas una clara mayoría conservadora en el Supremo, órgano clave por su capacidad para interpretar leyes y derechos fundamentales. Los miembros del Supremo son cargos vitalicios.
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