La eutanasia está legalizada en Bélgica desde el año 2003, cuando se permitió la muerte voluntaria de aquellas personas que padezcan una enfermedad terminal, que sufran una enfermedad psiquiátrica, tenga demencia o crea que su sufrimiento mental era insuperable.
Con motivo de los 14 años que lleva vigente, el profesor Benoit Beuselinck, especializado en tratamientos de cáncer, ha publicado un libro que ofrece una visión del impacto de la eutanasia en el país.
Y el panorama que dibuja es bastante oscuro. «Algunas unidades de cuidados paliativos que atienden a pacientes que piden la eutanasia han visto cómo las enfermeras y los trabajadores sociales abandonan las unidades. No están de acuerdo con que no puedan ofrecer más los cuidados paliativos a tales pacientes», ha escrito Beuselinck.
Desde el año 2010, el número de enfermos a los que se ha practicado la eutanasia se ha duplicado, pasando de 954, a 2021 en el año 2015
«Están molestos porque su función se ha reducido a preparar a los pacientes y a sus familias para las inyecciones letales», ha añadido.
De esta manera, según el autor, las unidades de cuidados intensivos, pensadas como un lugar para hacer más cómoda la vida de los paciente moribundos, se usan como vertederos para la gente que quiere morir.
Los médicos que no están a gusto con sus peticiones les envían a los pabellones de cuidados paliativos, donde la eutanasia se ha convertido en la «manera normal de morir».
Además, la ley belga permite aplicar la eutanasia también a menores dependientes desde el año 2014.
Desde el año 2010, el número de enfermos a los que se ha practicado la eutanasia se ha duplicado, pasando de 954 a 2.021 en el año 2015, tal y como publica LifeSiteNews.
«Como resultado de esta evolución, algunas unidades de cuidados paliativos han decidido no admitir más a pacientes que han puesto en marcha su petición de eutanasia, para evitar así que las unidades de cuidados paliativos se conviertan en las que ejecuten todas las peticiones de eutanasia del hospital», ha añadido el profesor Beuselinck.
Además, el mismo doctor Beuselinck se ha encontrado con pacientes enfermos de cáncer que no quieren acudir a los hospitales para que no les obliguen a pedir la eutanasia o para evitar que se la apliquen sin su consentimiento.
También te puede interesar:
La eutanasia en Bélgica ya es «interrupción voluntaria de la vida sin petición del paciente»
Comentarios
Comentarios