Colocan una mascarilla en una estatua en Seúl con motivo de la extensión del coronavirus COVID-19 /EFE
Colocan una mascarilla en una estatua en Seúl con motivo de la extensión del coronavirus COVID-19 /EFE

* Por Leonardo Pucheta, del Centro de Bioética Persona y Familia

El 6 de abril de 2020 se dio a conocer un documento producido en el ámbito de la UNESCO respecto de la enfermedad de COVID-19 causada por coronavirus (SARS-CoV-2), producido por cuerpos asesores de la organización, el Comité Internacional de Bioética (CIB) y la Comisión Mundial de Ética del conocimiento científico y tecnológico (COMEST).

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Se presentan brevemente los lineamientos fundamentales de este instrumento, a través del cual se insiste en brindar una respuesta global a las cuestiones éticas generadas por la pandemia que desde hace meses aqueja al planeta entero.

Objetivo perseguido

El instrumento expresa la necesidad de afrontar las numerosas cuestiones éticas asociadas al COVID de forma colectiva, dejando de lado diferencias particulares que pudieran atentar contra la búsqueda de respuestas éticamente aceptables. La propuesta de UNESCO en esta oportunidad se enmarca en la asociación que la organización viene planteando desde hace varios años entre bioética y derechos humanos, como marco normativo de alcance global. 

El CIB y el COMEST reconocen la urgencia de superar las “fronteras políticas”, los límites grográficos y las diferencias culturales, con el objeto de enfocarse en una necesidad común y responsabilidad compartida para emprender un diálogo tendiente a establecer medidas para superar un escenario ciertamente dramático. En este marco, se destaca el rol de los comités de ética y de bioética, tanto a nivel nacional, regional como internacional, en la medida en que contribuyen a la construcción de consensos y a la adopción de políticas públicas fundadas en consideraciones de corte científico.

Cuestiones éticas destacadas­

Entre los tópicos más relevantes desde la perspectiva ética se señalan:

Adopción de medidas en contexto de incertidumbre. En el escenario actual, ocasionado por un agente patógeno poco conocido, se adolece de la evidencia científica necesaria para la adopción de las medidas de fondo, de modo que se insta a sugerir soluciones uniformes, guiadas por consideraciones de naturaleza ética, para evitar la difuminación del virus y su impacto.

Establecer prioridad de objetivos. Se sugiere priorizar la salud y seguridad de la población, aunque no expresa qué otros valores habrían de supeditarse a aquellas. Esta cuestión, que no es profundizada por el informe, representa uno de los nudos de más compleja solución en países no desarrollados, en los que las inequidades y la fragilidad de la economía se agudizan mientras las actividades ordinarias cesan en favor de las medidas sanitarias dispuestas para afrontar la emergencia sanitaria.

Información epidemiológica. Preocupaciones se esgrimen respecto de políticas inspiradas en análisis de información epidemiológica retrospectiva que podría poner en peligro a la población. El informe destaca como ejemplo la noción de «inmunidad colectiva», la que se sugiere someter a una revisión ética cautelosa, considerando su impacto en el número de casos que amenazan la vida y condiciones médicamente insostenibles debido a la falta de disponibilidad de instalaciones de cuidados intensivos incluso en países desarrollados. Esto podría tener consecuencias negativas para la salud y la seguridad de las personas y las comunidades.

Los promotores del informe enfatizan que las políticas que no se basan en sólidos conocimientos y prácticas científicas son éticas inaceptables y pueden colisionar contra los intentos por construir una respuesta global a la pandemia.

Fragilidad de los sistemas de salud. El acceso a la salud y a los recursos sanitarios es destacado como un objetivo primordial de los Estados. Ciertamente, las decisiones adoptadas específicamente en materia de políticas sanitarias poseen un impacto en la disponibilidad de recursos y en la calidad de atención, cuestiones especialmente complejas en tiempos de pandemia.

Surge del informe que la distribución de los recursos sanitarios sólo sería éticamente aceptable cuando se basa en el principio de justicia, beneficiencia y equidad. Si bien compartimos a priori lo manifestado, la cuestión exige mayores precisiones, en cuanto a su fundamento y pormenores fácticos, absolutamente conscientes en poblaciones no desarrolladas, en las que los estándares de atención médica y de acceso a la salud no son consistentes con los principios referidos ni con las exigencias del derecho a la salud.

Protección de poblaciones vulnerables. Las causas tradicionales de vulnerabilidad, tales como la pobreza, la enfermedad, la discriminación, la falta de autonomía, la ancianidad, la discapacidad y la privación de la libertad, por ejemplo, se tornan aún más notorias. De allí que se reafirma la resposansabilidad colectiva respecto de la protección de las personas vulnerables y la necesidad de evitar toda forma de discriminación y estigmatización, las que podrían tener relación con medidas de cuarentena y aislamiento.

En línea con ello, se expresa que debe ponerse atención a problemáticas tales como la violencia intrafamiliar, las condiciones de vivienda y el contexto económico en países en vías de desarrollo.

Impacto individual y colectivo. Las caracterísiticas del nuevo virus pone de relieve que para el éxito de las medidas sanitarias dispuestas el derecho a la salud debe ser garantizado a nivel individual y colectivo.

Se destaca que tanto esfuerzos particulares como gubernamentales deben constatarse para asegurar la seguridad y salud pública, y que debe despertarse la conciencia del público en general para el acogimiento de las recomendaciones emitidas.

Este punto expresa las facetas individual y comunitaria en un doble sentido: pasivo, en tanto particulares y la sociedad en su conjunto se ven impactados por el daño de la pandemia (tanto a nivel físico-psiquico como laboral y  económico) y activo, por cuanto cada persona debe hacer su aporte para combatir la pandemia, al igual que cada sociedad y cada Estado.

Información de calidad. La información presentada por políticos, científicos, autoridades y los medios de comunicación debe ser oportuna, precisa, clara, completa y transparente. Se previene respecto de las “fake news” y el impacto negativo que posee -entre otros ámbitos- en materia de salud pública.

Coordinación de investigación clínica. El informe advierte sobre la explosión que se constata en el plano de los ensayos clínicos que persiguen la búsqueda de una cura y vacuna para el COVID-19, la mayoría de los cuales se da a nivel local. Sin embargo, surge que es necesaria la coordinación internacional de esfuerzos y la formulación de un proceso de revisión ética unificado.

Investigación rigurosa y responsable. La búsqueda de una cura, urgente y necesaria, no debe suponer la flexibilización de la responsabilidad, los principios éticos y las normas deontológicas aplicables. En tal sentido, se destaca la relevancia de los comités revisores, tales como los Comités de Ética en Investigación.

Incorporación de tecnología. Las tecnologías digitales tales como los teléfonos celulares, las redes sociales y la inteligencia artificial pueden jugar un rol central en la lucha contra la pandemia. Ello debido a las utilidades de monitoreo, anticipación e influencia para incidir en el comportamiento social. Desde ya, tales ventajas poseen serios riesgos asociados, los que exigen reflexiones éticas y regulaciones jurídicas apropiadas para evitar la vulneración de derechos tales como la privacidad, la confidencialidad y el consentimiento informado.

Colaboración internacional. La rápida evolución del cuadro epidemiológico parece haber reforzado las fronteras entre países, comunidades e individuos. Si bien el distanciamiento social ha sido valorado positivamente hasta el momento como herramienta eficaz para evitar la propagación del virus, se llama la atención sobre posibles expresiones de xenofobia y discriminación, así como la necesidad de afianzar vínculos de solidaridad y cooperación. En tal empresa es deseable la participación de gobiernos, los sectores público y privado, la sociedad civil y las organizaciones regionales e internacionales.

Interdependencia de los Estados. Se destaca que cuestiones como la disponibilidad de reactivos para la realización de estudios diagnósticos expresan la interdependencia de los Estados, por lo que se los invita a reforzar la cooperación internacional y la solidaridad -en línea con los antecedentes biojurídicos de la UNESCO- en vez de los intereses nacionales “estrechos”, subrayando la responsabilidad de los paises ricos de asistir a los más pobres especialmente durante la presente situación de emergencia sanitaria.

Ideas de cierre

El informe de UNESCO contribuye al reconocimiento de algunas de las aristas más conflictivas del mundo contemporáneo, signado por una preocupación planetaria por un fenómeno de alcance mundial cuyos efectos en prácticamente todos los ámbitos de la vida humana aún están por verse.

Por nuestra parte, celebramos todo aporte que favorezca la reflexión y el establecimiento de medidas apropiadas para atender razonablemente a todos los bienes en juego, considerando la vida y la salud de cada persona como un bien esencial y prioritario, así como las cuestiones de orden material que también se agravan por la pandemia, tales como la falta de trabajo, de acceso a la salud y a la educación, entre otros.

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