La Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de Quito, con la ayuda del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Ecuador, dio cristiana sepultura a 36 bebés abortados y encontrados en distintas partes del país.
La ceremonia se realizó en el cementerio Campo Santo Jardines de Santa Rosa el 13 de marzo, en el marco del proyecto “Bebés al Cielo”.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
Suscríbete a Actuall y así no caerás nunca en la tentación.
Suscríbete ahoraEn un comunicado, la archidiócesis explicó que los bebés enterrados tenían entre 10 semanas de gestación hasta recién nacidos.
Esta es la segunda ceremonia de este tipo realizada por la archidiócesis de Quito en menos de un año, luego de que reclamara los cuerpos de 90 bebés que se encontraban en la Morgue de Medicina Legal de la capital ecuatoriana.
En esa ocasión, en julio de 2017, se enterraron los cuerpos de 51 bebés víctimas del aborto.
La ceremonia comenzó con la celebración de la misa, que fue presidida por el arzobispo de Quito, monseñor Fausto Trávez, y concelebrada por su obispo auxiliar y responsable de la Pastoral Familiar, monseñor Danilo Echevarría.
Al lugar asistieron representantes del Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, así como miembros de la Policía Nacional y del Ministerio del Interior.
En el lugar se colocó la primera piedra de lo que será el monumento memorial “A los no nacidos”.
Monseñor Trávez: Con esta ceremonia “hemos hecho lo que se debe: recoger a estos bebés abortados y abandonados en diferentes lugares”
El Servicio Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses señaló en un boletín que el entierro de los bebés abortados “es el resultado de un proceso técnico-científico en el ámbito de medicina legal y ciencias forenses dirigido por el Servicio Nacional y, coordinado, desde el ámbito de la investigación preprocesal y procesal penal por la Fiscalía General del Estado”.
Culminada la Eucaristía, monseñor Trávez aseguró a la prensa local que con esta ceremonia “hemos hecho lo que se debe: recoger a estos bebés abortados y abandonados en diferentes lugares”.
“Esta vez he estado muy conmovido, tras presidir esta ceremonia para dar sepultura a estas 36 criaturas que han sido olvidadas”, añadió.
El prelado alentó también a amar “a los niños, desde el momento de la concepción, luego en el vientre de la madre”.
“Siempre el cariño es lo que educa, lo que forma y lo que hace buenos ciudadanos, buenos cristianos y buenos seres humanos”, dijo.
*Este artículo ha sido publicado originalmente en ACI Prensa.