Hasta hace dos años, Roger Foley estaba en casa y allí recibía asistencia a domicilio por parte de la administración pública. Pero una cadena de errores por su parte (una intoxicación alimenticia, le dieron medicamentos equivocados, provocaron un incendio en su casa), provocó que tuvieran que ingresarlo en el London Health Sciences Centre.
Roger quiere regresar a su casa para seguir el tratamiento en su domicilio y así no ocupar una habitación que podría necesitar otra persona. Incluso en Ontario, la provincia en la que vive, existe una agencia, la Self-Directed Personal Support Services Ontario (SDPSSO) cuya función es permitir que el mismo enfermo organice y dirija la asistencia en el domicilio. Pero su petición ha sido rechazada.
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Suscríbete ahoraA cambio, el hospital, al considerar que su vida ya no es suficientemente digna de ser vivida, le ha ofrecido la posibilidad del suicidio asistido, para solventar el problema. El problema es que el paciente se empeña en querer vivir y ha puesto una demanda al hospital, a varias agencias sanitarias y a los procuradores generales de Ontario porque no quiere que le maten.
El hospital ha amenazado con echarle del centro si no paga 1.800 dólares diarios, lo que se supone son los gastos que le implica al hospital cada día de su estancia
Ante su negativa, el hospital ha amenazado con echarle del centro si no paga 1.800 dólares diarios, lo que se supone son los gastos que le implica al hospital cada día de su estancia.
«Las dos opciones que le han ofrecido han sido la marcha forzosa del hospital para que les cuiden las agencias que ya le han fallado o la muerte con asistencia médica», ha manifestado su abogado, de modo que en la situación actual se están menoscabando los derechos que se recogen en la Carta de Derechos y Libertades del país a la «vida, libertad y seguridad de la persona».
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