Les contamos tres casos que ha recogido el diario británico Daily Mail que demuestran que el aborto también deja a los padres con secuelas.
Tony Perry
Tony Perry es el padre de dos hijos: un niño de cuatro años y una niña de dos. Los pequeños regalaron a su padre una tarjeta hecha a mano por el Día del Padre. Ahora, él recuerda que podría tener otro hijo que ya sería casi adolescente si su novia no hubiese abortado, y lo lamenta profundamente.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahora«Me dejó cicatrices», asegura. Tony cuenta que es como llevar una mochila encima. «Hay días en los que simplemente eres consciente de que está ahí sin más, sin embargo otros ese peso tira de ti hacia abajo».
Cuando Tony descubrió que su novia estaba embarazada trató de convencerla para que cambiase de opinión y no abortara
Cuando Tony descubrió que su novia estaba embarazada trató de convencerla para que cambiase de opinión y no abortara, pero ella se mantuvo firme en su decisión y, finalmente admitió que no lo amaba lo suficiente como para seguir adelante con el embarazo.
Aunque devastado, Tony mostró su apoyo a Jenny y la acompañó a su médico de cabecera, así como a la primera cita en el abortorio.
La relación no fue a mejor tras el aborto. Tony finalmente tuvo que acudir a un terapeuta para tratar el dolor que le había dejado la pérdida del bebé.
Carl Miller
Carl Miller lucha contra el sentimiento de culpa tras el aborto del que es su único hijo. En ese momento pensó que su novia le había engañado para quedarse embarazada y él la presionó para que abortara.
«Con el tiempo, ella estuvo de acuerdo de que era demasiado pronto para ser padre y se disculpó por engañarme. Organizamos el aborto juntos y fui con ella a una clínica privada para que se lo practicara cuando estaba en la semana 11 de gestación. Mientras la esperaba, pensé: ‘¿Estoy obligándola a hacer esto? ¿Me voy a arrepentir?».
Carl hizo pública su homosexualidad. Ahí fue cuando se dio cuenta de que había perdido la única oportunidad de ser padre
Carl y Jayne se separaron un año después, y él finalmente hizo pública su homosexualidad. Ahí fue cuando se dio cuenta de que había perdido la única oportunidad de ser padre.
Pablo O’Callaghan
Paul O’Callaghan tampoco ha tenido hijos después de abortar a su único hijo. Él tenía una novia, con la que llevaba poco tiempo, que se quedó embarazada. Entonces, la presionó para que abortara. A pesar de que ella tenía 30 años de edad y de que él sabía que su pareja amaba a los niños.
«Llevaba solo siete semanas con ella. Charlotte sabía que yo no estaba buscando una relación seria», afirma.
«Estaba furioso conmigo mismo, por haber sido tan descuidado. Yo era un hombre adulto, no un adolescente irresponsable»
«Me sentí estúpido al encontrarme en esa situación. Estaba furioso conmigo mismo, por haber sido tan descuidado. Yo era un hombre adulto, no un adolescente irresponsable. Sin embargo, supe desde el primer momento que no quería que el embarazo continuase, a pesar de Charlotte tenía 30 años y nunca había tenido un niño», relata Paul.
A lo que añade: «Tal vez hubiese sido diferente si yo la hubiese conocido antes, pero no estaba preparado para tener un bebé con ella».
Asimismo, recuerda que «ella estuvo de acuerdo con aceptar su decisión». Sin embargo, «en la cara de Charlotte se reflejaba dolor».
«Yo sabía que ella esperaba que yo me echase atrás. Ella quería el bebé. Pero para mí, el aborto era la única opción», espeta.
Años después, la gravedad de lo que había hecho comenzó a golpearle y ahora se siente culpable por sus acciones.
«Hay momentos agridulces en mi vida, como cuando veo a otros hombres con sus hijos. Pienso que ese podría haber sido yo», subraya.
«Me siento culpable por lo sucedido y me pregunto si ella habrá sido madre más tarde. Espero que sí. No me gustaría pensar que su único hijo fue abortado y que yo la privé de la maternidad y le causé un gran dolor», concluye.