
La voluntaria provida de Fundación Vida Paulina Seda se quedó helada al ver cómo a dos hombres les costaba transportar un féretro de grandes dimensiones desde la puerta del centro abortista Dator hasta un vehículo. Esto la hizo reflexionar.
“El lugar en el que está parado no admite dudas (esquina cercana a Cuzco). Bajan un carro con arneses y, poco tiempo después, el shock inicial desaparece ante la enorme caja con la que salen a la calle”, detalla la voluntaria en un testimonio recogido por Religión en Libertad.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraPaulina se dirige a la supuesta mujer que haya muerto abortando a su hijo: “Seguro que eras muchas cosas antes, quizá alegre, realista, cariñosa, egoísta, soñadora, crítica, inteligente… pero todas las olvidaste para convertirte en solo miedo y soledad durante tus últimos días. El miedo se fue con la vida a la que temías, pero la soledad… la soledad parece no tener fin”.
Se imagina la supuesta vida que tendría la mujer. Estudios, carrera, un futuro por delante lleno de dudas que la llevaron a abortar, la familia… “Seguro que pensaste en tus padres o en tus hermanos, pero no confiaste en poder contar con ellos, o incluso quisiste no defraudarles, o no crear angustia al estar lejos”, piensa.
Continúa imaginando el miedo que sintió, las ayudas que nunca llegaron o esas personas que se dedican a defender la vida frente a un imperio de la muerte. “Seguramente si escuchaste algo, fue que se trata de gente “rara”, de personas sectarias que defienden la vida desde una ideología, o una espiritualidad, radicalizada e irracional y tú no tienes nada que ver con eso”.
Paulina Seda: “Nada ni nadie podrá arrebataros vuestra humanidad, vuestra dignidad, aunque caminen con vuestros restos maltrechos en una caja entre paseantes y terrazas de bar”
Paulina piensa en el miedo ante un futuro incierto, ante las críticas de propios y extraños por no hacer esto o aquello, como si tomar una decisión semejante fuera cuestión de echar una moneda al aire.
La libertad que algunos pretenden vender para tomar la decisión de matar a un ser humano indefenso es todo menos libertad. “Claramente nadie te acompañaba en ello ni te ofrecía alternativas de compromiso, claramente te abandonaban y parecían esperar que tomases esa decisión para volver a acogerte, claramente, en definitiva, te decían lo que debías hacer al tiempo que te dejaban claro que era tu decisión.
Y es que no es solo la decisión sin consecuencias de una persona, sino la elección entre la vida y la muerte de un hijo y que, nazca o muera, seguirá siéndolo por siempre. “Supiste en cada momento que no eras solo tú. Pero ese ser pequeñito que te acompañaba tenía que salir de ti y de tu pensamiento, porque aparentemente solo existía para ti y porque en él, en el que iba contigo, estaba el origen de todo, de tu miedo y de tu soledad”.
“Nada ni nadie podrá arrebataros vuestra humanidad, vuestra dignidad, aunque caminen con vuestros restos maltrechos en una caja entre paseantes y terrazas de bar”, finaliza.
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