Una de las razones recurrentes para los defensores de la eutanasia es el dolor que lo enfermos padecen. Y quitando casos en los que el dolor pueda ser grave, un reciente estudio ha mostrado que eso no es así.
Tres investigadores de la Universidad de Wollongong, en Nueva Gales del Sur, Australia, han publicado un estudio con una base de 250.000 personas sometidas a cuidados paliativos, en el que rechazan la vinculación entre dolor y enfermedad terminal.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSegún los expertos, en un artículo publicado en The Conversation, hay unos datos bastantes significativos.
Por un lado, que el 85% de los enfermos que se encuentran en cuidados paliativos no padecen síntomas graves de dolor en el momento de morir. «Un dolor insoportable es extremadamente raro», han afirmado. Y eso se debe a la mayor eficacia de los cuidados paliativos.
«En sus últimos días y horas la gente experimenta menos dolor y menos problemas que en estadios anteriores de su enfermedad»
Actualmente se realiza una «valoración meticulosa de las necesidades del paciente, mejores medicamentos y una atención interdisciplinar, no solo de médicos y enfermeras, sino también trabajadores sanitarios que trabajan con ellos, como terapeutas y asesores y responsables de apoyo espiritual», que reduce considerablemente el dolor.
Por otro lado, los enfermos señalan en el estudio que la fatiga como problema en una proporción de dos a uno con respecto al dolor. «La fatiga es el síntoma más común que angustia a las personas en torno al final de la vida», han apuntado. Según los datos de 2016, el 13,3% señaló la fatiga como el síntoma más importante; para el 7,4% era el dolor y para el 7,1%, los problema de apetito.
Es más, contrariamente a lo que se piensa, en los «últimos días y horas la gente experimenta menos dolor y menos problemas que en estadios anteriores de su enfermedad».
El 26% de los pacientes en cuidados paliativos han padecido uno o más síntomas graves al iniciar los cuidados. Esa proporción cayó hasta el 13,9%, casi un 50%, al aproximarse al momento de la muerte. El dolor severo pasó del 7,4% hasta un 2,5% -un 66% menos-.
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