Un gran número de laicos, sacerdotes y consagrados de Granada se han preparado para ayudar a mujeres que, en palabras del Arzobispado, “arrastran la herida del aborto”, en un curso de capacitacion celebrado el pasado fin de semana en la provincia andaluza.

Estos cursos forman parte de la iniciativa “Proyecto Raquel” y pretende ayudar a personas que sufren secuelas o traumas provocadas por abortos naturales y para prestar atención a personas implicadas en “el drama del aborto provocado”: Este proyecto está impulsado por la asociación Spei Mater, que se postula como una organización pública de fieles, al servicio de la Iglesia y provida, cuyo principal objetivo es poner en primer lugar a las personas y difundir la palabra de Dios.

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María José Mansilla y Jesús Chavarría, presidenta y director espiritual de Spei Mater respectivamente, fueron los impulsores de este curso y lo impartieron personalmente gracias a la colaboración del arzobispado de Granada. El objetivo de este primer curso era explicar en qué consiste el Proyecto Raquel, cómo y por qué se creó y qué metas persigue; así como enumerar los considerados ‘falsos mitos’ del aborto.

Todo el proceso de “Proyecto Raquel” comienza con una llamada, que se realiza con una confidencialidad absoluta. Las personas que llaman abarcan un gran número de situaciones; mujeres que están a punto de abortar; mujeres que han sido forzadas a interrumpir su embarazo; amigas que han aconsejado a otras; hombres que no pueden vivir con la pérdida de un hijo; hombres que forzaron a abortar o que les dejaron fuera de la decisión; etc.

En el siguiente paso se envía a esa persona con un consejero y a partir de ese momento comienza en el Centro de Orientación Familiar (COF) el denominado proceso de sanación del síndrome post aborto. La media del proceso sanador es de 15 semanas y tiene varias etapas. Se inicia por ejemplo poniéndole nombre y sexo al bebé para humanizarlo como corresponde.

En palabras de María José Mansilla: “Se enfrentan a la verdad, y se dan cuenta de que mentía quien les dijo que no pasaba nada. Se sienten víctimas de una sociedad que las incitó a abortar y una vez sanadas, desaparecen sus problemas depresivos, de alimentación y sueños”.

El “Proyecto Raquel” cuenta con una red que incluye psicólogos y sacerdotes. El proceso de sanación tiene un componente muy importante de espiritualidad, por lo que también se  atienden a las heridas del alma. Los sacerdotes son los encargados de que la persona sienta el perdón de Dios.

Según los promotores, las mujeres que han abortado deben “aceptarse” como hijas de Dios, sabiendo que su amor es “incondicional”. La fase final del proceso acaba con la etapa de duelo, donde se celebra una misa funeral por el bebé.

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