La Cadena COPE ha desvelado que agentes del SAMUR Social en Madrid presionan a mujeres embarazadas en situación de riesgo social parea que aborten. Así sucedió con una mujer peruana de 37 años, que la tarde de la pasada nochevieja, embarazada de gemelos, se quedó en la calle y acudió a este servicio municipal.
«Yo no quiero abortar», les dijo cuando le paltearon que lo hiciera, pero ellos insistireron: «No tienes opciones. Las opciones se te han cerrado». Incluso, le dijeron que si abortaba, se le podría facilit7ar un billete de vuelta a Perú. Pero no embarazada.
Al día siguiente, la llevaron al abortorio Dator y el testimonio de esta mujer, al que se le ha puesto el nombre ficticio de María, da cuenta de cómo se trabaja en el negocio del aborto:
«Me hicieron hablar con una asistente social. Yo entré primero. La asistente fue muy cruda. Me dijo que iba a entrar una aspiradora y yo me traumé. Yo no quería. Me dijeron: ‘¿Con quién has venido?’ Con el SAMUR. La asietnte social entró, me aggarró del hombro y la doctora le dijo: ‘Pero, ¿ella no tiene asitencia social? Nosotros se lo podemos hacer, nosotros se lo vamos a hacer (el aborto)’. Entonces la otra dijo: ‘¿Entonces le saco yo la cita?’ Le dije: ‘No, doctora, no. Yyo tengo que pensarlo’. La asistente social me agarró del hombro y me dijo: ‘Piénsalo’. Yo le dije: ‘Lo voy a pensar’. Salí de ahí y en el carro en el que nos llevaron yo me senté y ella me dijo: ‘Mira, en el SAMUR hay asistentes sociales que se han hecho este procedimiento. Es muy sencillo'».
En su relato, María explica que ese mismo día a las 8 de la noche le llevaron al ambulatorio de La Latina, en la Avenida de Segovia, para que le dieran un carnet de la Seguridad Social. Extrañada por las horas, cansada por el embarazo y las presiones a las que estaba siendo sometida, María pregunta por qué es necesario hacer esos trámites con tanta urgencia. La respuesta de la funcionaria del SAMUR fue intrigante: «Si te preguntan en el ambulatorio para qué es tú dí que es para el control del embarazo, no vayas a mencionar algo de Dátor. ¿Correcto?».
Durante la noche, María buscó incansable por Internet hasta que encontró quién la ayudara. Contactó con la Fundación Madrina y a la mañana siguiente salió temprano. Le citaron para el lunes siguiente, pasado el fin de semana. Al comentarlo a los agentes del SAMUR Social del Ayuntamiento de Madrid, las presiones para abortar continuaron: «¿Qué tal si no te reciben? ¿Qué tal si te ponen peros? Una vez que sales del SAMUR ya no hay vuelta atrás. Piénsalo bien. Tú estás muy presinada de repente, pero tienes que pensarlo bien, meditarlo bien».
La respuesta de María fue clara: «Me han dado esa oportunidad y yo voy a tener a mi bebé». A lo largo del fin de semana otros dos asistentes sociales del SAMUR Social le fueron a visitar, insistiendo para que abortara. «La única salida era abortar para lograr el pasaje de regreso», cuenta que le decían. «Querían que me regresara a mi país no me dieron ninguna solución. Cuento mi testimonio porque me pareció algo injusto».
Conrado Giménez, presidente y fundador de la Fundación Madrina, denuncia que atienden muchos casos como el de María, en el que los servicios sociales tanto del Ayuntamiento como de la Comunidad de Madrid presionan a las mujeres vulnerables para que aborten. Para contactar con la Fundación Madrina: 900 649 198; 914 490 690; fundación @madrina.org.
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