Uno de los objetivos de la ONU es el aborto libre en el mundo.
Uno de los objetivos de la ONU es el aborto libre en el mundo.

El avance de la cultura de la muerte en el mundo parecía hasta hace no mucho una utopía, una quimera imposible de alcanzar. El rodillo ideológico y financiero armado tras la Segunda Guerra Mundial, en especial en el último tercio del siglo XX, parecía no tener freno.

Sin embargo, no son pocos los datos que alimentan una cierta esperanza. Un somero análisis de esta circunstancia está recogido en ‘Hablemos del aborto’ (Eunsa, 2019) elaborado por Alejandro Navas, doctor en Filosofía y profesor de Sociología en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra y en varias universidades americanas.

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Navas apunta a once circunstancias que han propiciado la expansión vertiginosa de la cultura de la muerte, sobre todo en el mundo occidental, pero también en otros lugares del planeta debido a su influencia.

1.- Pensamiento malthusiano

A finales del siglo XX, los grandes organismo internacionales tenían trufado su discurso de pensamiento malthusiano, que considera que la existencia del ser humano es una amenaza para el propio ser humano, en el sentido de que la llamada superpoblación se encargaría irremediablemente de agostar los recursos materiales de la Tierra.

Así, todos los pronósticos de instituciones como la ONU o el Club de Roma anunciaban que en el año 2000 se viviría una catástrofe demográfica sin precedentes. Se agotarían las reservas de petróleo y los recursos naturales no alcanzarían a cubrir la demanda de una población creciente de forma geométrica. A estas amenazas se sumaban, en el cuadro apocalíptico malthusiano, los coletazos de la guerra fría y las tensiones nucleares entre la OTAN y los países comunistas del Pacto de Varsovia.

2.- Revolución sexual

La liberación sexual, que tuvo como paradigma la revuelta perpetrada en el mes de mayo de 1968 en París, desconectó la realidad del intercambio sexual de su naturaleza unitiva y procreativa. Junto a ello, se extendieron otras realidades como la difusión de la píldora anticonceptiva, la exaltación de comportamientos sexuales heterogéneos, la erotización cultural o la normalización de la pornografía.

3.- Ideología de género

El desmoronamiento del bloque comunista hizo necesario en el sistema ideológico materialista un proceso catalítico que lograra transmutar la lucha de clases en otro proceso de tesis, antítesis y síntesis más adaptado a los nuevos tiempos.

Así, el movimiento feminista y la ideología de género establecieron el paradigma de la guerra entre sexos, entre hombres y mujeres, en la que la reivindicación del aborto como un acto de liberación femenina frente al fantasma omnipresente del heteropatriarcado, si bien algunas corrientes feministas se oponen al aborto selectivo de mujeres en países como China o India, así como a la práctica de los vientres de alquiler o la prostitución y la pornografía, al entender que se trata de prácticas conectadas de forma inequívoca a la explotación de la mujer.

4.- Organizaciones internacionales

Los organismos internacionales también han jugado su papel en la expansión de la cultura de la muerte. No sólo aquellos formados por diferentes naciones de todo el mundo, como la ONU, la Unión Europea o la Organización de Estados Americanos, entre otras. No son pocas las ocasiones en que estos organismos han condicionado la ayuda económica a países en desarrollo a la expansión del aborto.

El anciano multimillonario George Soros financia multitud de grupos y fundaciones de izquierda en todo el mundo.
El anciano multimillonario George Soros financia multitud de grupos y fundaciones de izquierda en todo el mundo.

También hay importantes actores internacionales de ámbito privado. Probablemente, el más importante de todos, la principal patronal del aborto, la International Planned Parenthood Federation.

En este campo no se puede despreciar de igual modo la labor especialmente intensa en los últimos años de la Open Society Foundation del multimillonario George Soros.

5.- Expansión de la eutanasia

Por un lado, el pensamiento neomalthusiano infunde la idea de la superpoblación insostenible y la necesidad de restringir el número de concepciones y, si fuera necesario, el de nacimientos, a través del aborto.

En ese razonamiento también caen en la zona oscura del gasto insostenible las personas ancianas o con enfermedades crónicas incapacitantes, cuyos cuidados exigen la puesta en juego de una cantidad relevante de inversión económica.

Muchos organismos como los gobiernos, parlamentos y jueces que en las sociedades democráticas deberían estar volcadas en la protección de las personas, han claudicado

Así, igual que se impulsa la muerte provocada antes de nacer, se impulsa la muerte provocada para adelantar el momento de quienes suponen una ‘carga social’, por supuesto, bajo capa de argumentos falsamente humanitarios.

6.- Capitalismo desencarnado

Otro de los factores que el profesor Navas apunta como potenciadores de la cultura de la muerte es el el primado de fuertes intereses económicos en muchos ámbitos, de tal forma que los límites éticos y legales son superados o retorcidos con cierta facilidad.

7.- Mercado reproductivo

Otro de los flancos por los que ha avanzado la cultura de la muerte es el del mercado de ‘hijos a la carta’. En este ámbito se incluye el descarte de aquellos a los que se les detecta algún tipo de enfermedad o condición genética que disminuye de forma considerable la esperanza de vida o, al menos, puede llegar a limitar en buena medida el desarrollo normal de la vida.

8.- Desmoralización

Como resultado de toda la presión ambiental, muchos organismos como los gobiernos, parlamentos y jueces, que en las sociedades democráticas deberían estar volcadas en la protección de las personas frente a toda agresión a sus derechos, en especial al primero de todos, el derecho a la vida, han claudicado.

También de forma especial en el ámbito sanitario, donde muchos profesionales (médicos, enfermeros, farmacéuticos) han renunciado a su razón de ser (curar y, en el peor de los casos, aliviar).

9.- La fuerza de los medios

En una sociedad donde la cultura se transmite en buena medida a través de los medios de comunicación, éstos se han convertido en potentes multiplicadores de las líneas de pensamiento que apuntalan la cultura de la muerte.

Al tiempo, han silenciado la labor de las organizaciones en defensa de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, muchas veces convertidas en reductos sociales que, cuando no son despreciados y descalificados, son ignorados o silenciados.

10.- Emotivismo y libertad mal entendida

También han colaborado a la expansión de la cultura de la muerte algunos rasgos de la sociedad moderna, que predica el individualismo, el relativismo y el ejercicio de una libertad mal entendida como emancipación, de tal forma que el aborto se entiende como sinónimo de liberación.

De igual manera, el mundo hiper sensorial y el emotivismo, que aleja las conductas de la racionalidad y la exaltación de la voluntad son factores que han contribuido a la expansión de la cultura de la muerte.

11.- Ciencia sin conciencia

Pese a que los avances científicos son hoy un aliado esencial del discurso provida (la intuición de la Antigüedad de que lo que se gestaba era un ser humano hoy es evidente con las ecografías, por ejemplo), durante muchas décadas el desarrollo de diferentes técnicas y descubrimientos se han desvinculado de cualquier norma moral. Desde la posibilidad de matar al ser humano en gestación con la ingesta de una pastilla, la manipulación genética o la fecundación artificial, hasta la implementación de técnicas eutanásicas.

Pese a que la cultura de la muerte “se ha extendido de uno a otro confín con la fuerza de un alud imparable”, señala Navas, hay motivos para la esperanza.

Estados Unidos, un campo de batalla con repercusión mundial

En los Estados Unidos, la sentencia del caso Roe vs Wade  emitida en el año 1973 ha sido hasta la fecha el gran bastión de la cultura de la muerte y la industria del aborto, no sólo en el país de las barras y estrellas, sino en todo el mundo por su influencia.

Sin embargo, no ha sido menor desde entonces el crecimiento y la cada vez mayor influencia del movimiento provida, que ha alcanzado un nivel de influencia política más que notable con la llegada de Donald Trump a la primera fila de la escena política.

Alejandro Navas ofrece algunos datos para la esperanza. En 2014, según el Instituto Guttmacher, se practicaron en Estados unidos 926.120 abortos”el número más bajo de los últimos treinta años” y la primera vez desde 1975 que cae por debajo del millón.

En 2017, un sondeo indicaba que el 61% estaba a favor de la decisión del presidente Trump de retirar la financiación pública a la industria del aborto y un 83% se mostraba contrario a que se financie el aborto en países extranjeros

Asímismo, según Gallup, en el año 1996 el 56% de los norteamericanos se declaraba partidario del aborto, frente a un 33% de personas netamente provida. Desde 2002, los porcentajes se igualaron hasta casi un empate técnico. Y en 2017, un sondeo indicaba que el 61% estaba a favor de la decisión del presidente Trump de retirar la financiación pública a la industria del aborto y un 83% se mostraba contrario a que se financie el aborto en países extranjeros.

Con la llegada de Trump, además, se ha sustituido la sección de “derechos reproductivos”, eufemismo del aborto, por la de “coerción en el control de lapoblación” en el informe anual sobre derechos humanos; el Departamento de Salud ha reconocido la objeción de conciencia frente a las imposiciones del “mandato anticonceptivo” aprobado por el expresidente Obama; el Estado de Texas obliga a enterrar o incinerar a los bebés abortados, distinguiéndolos de los desechos médicos; se elimina la subvención de 500 millones a la líder de la industria del aborto, Planned Parenthood… Y por primera vez un presidente de los Estados Unidos interviene en la Marcha por la Vida, entre otros signos esperanzadores para los protectores de la vida humana.

Avances en los organismos internacionales

Derivado de la llegada al poder de Donald Trump en los Estados Unidos, los organismos internacionales también han experimentado un cierto cambio de orientación, siquiera sea porque los norteamericanos son los principales contribuyentes económicos a estructuras como la ONU o la Organización Mundial de la Salud, claves en el asunto que nos ocupa.

Por ejemplo, el Consejo de Derechos Humanos de la ONU ha aprobado una resolución para la protección de la familia, a la que describe como “el grupo fundamental de la sociedad y el entorno natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros y, en particular, de los niños”. Y en la Comisión sobre el Estatuto de la Mujer de las Naciones Unidas, se logró frenar tanto la agenda de la ideología de género como la promoción del aborto en la 62ª sesión celebrada en marzo de 2018.

En la 71ª asamblea de la Organización Mundial de la Salud, celebrada en mayo de 2018, el secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos Alex Azar, aseguró: “En ningún caso debe promoverse como un método anticonceptivo”.

La sociedad civil, vanguardia en Europa

En Europa las señales de esperanza se hallan en el nacimiento y el desarrollo de estrategias efectivas por parte de la sociedad civil, dado que sus estructuras internacionales están lejos de los postulados provida. Tan sólo naciones como Polonia o Hungría están desarrollando políticas claramente provida y profamilia.

Así, han sido varios los movimientos que en diferentes naciones europeas han defendido el derechoa la vida, la importancia de la familia y, de forma complementaria, el derecho de los padres a elegir con libertad la educación que desean para sus hijos.

Primer Foro Europeo One of Us, celebrado en París en 2016.
Primer Foro Europeo One of Us, celebrado en París en 2016.

En Francia, La Manif pour Tous ha sido capaz de liderar un movimiento transversal en defensa de la familia, acogiendo bajo su iniciativa a personas de diferentes credos, sensibilidades políticas e, incluso, agrupaciones de homosexuales partidarios del matrimonio entre hombre y mujer.

A nivel internacional, la plataforma One of Us, liderada por el exparlamentario español Jaime Mayor Oreja, también ha tenido una importante influencia, sobre todo en la vertebración de organizaciones nacionales a nivel europeo. Su instrumento inicial fue la puesta en marcha de una Iniciativa Legislativa Popular a la que se sumaron más de dos millones de ciudadanos de toda Europa, que reclamaba el respeto para la integridad del embrión y la eliminación de fondos públicos para la destrucción de vidas humanas.

“En una cacicada injustificable, la Comisión Europea se negó a tramitar esa petición y no la remitió al Parlamento”, explica Alejandro Navas con contundencia en ‘Hablemos del aborto’.

Aunque Navas no lo recoge, desde 2013 la plataforma CitizenGO se ha convertido en un importante instrumento global, que ha facilitado la activación de campañas a organizaciones provida y profamilia en toda Europa, pero también con alcance global.

Tímidas señales en Rusia y China

La Rusia comunista fue el primer estado en legalizar el aborto en 1920 pese a que Lenin se declaraba enemigo del neomaltusianismo «esa corriente de una parejita aburguesada, encorsetada y egoísta» y que se refería al aborto con expresiones tan crudas, como impensables en nuestros días, como “malparto artificial” o “extirpación del feto”.

Desde entonces, 200 millones de seres humanos han sido privados de su derecho a la vida. De forma tímida, apunta Navas, Rusia ha activado recientemente una “novedosa actitud oficial de estima hacia la vida”, aunque sea con el uso de un lema que busca combatir el importantísimo problema social del alcoholismo: “La noche está para engendrar hijos y no para beber alcohol”.

En China, la nueva redacción del Código Civil  no incluirá referencias a la planificación familiar y que se ha eliminado el departamento con esta denominación dentro de la sanidad pública

En China, la historia es algo diferente. Pese a que el líder de la revolución comunista China, Mao consideraba que “es algo muy bueno que China tenga una población grande” porque “de todas las cosas que hay en el mundo, la gente es lo más valioso”.

Pero en la década de los 50 cambió la opinión del gobierno y comenzaron las políticas de “control de la natalidad”, hasta la imposición de la política del hijo único de hecho desde 1979 y con respaldo legal desde 2002. Esta política supuso esterilizaciones obligatorias, abortos forzados, multas, estigmatización de quienes se atrevían a infringir la ley y alrededor de 400 millones de nacimientos frustrados a la fuerza.

Así, hasta 2016 -esta es la buena noticia dentro del horror- en que China derogó la ley de hijo único y se permitió un segundo, no por intereses filantrópicos, sin por necesidades de la industria, falta de mano de obra y un creciente envejecimiento poblacional. Se calcula que la cuarta parte de la población china tendrá más de setenta años  en 2030.

También se advierte un cierto cambio de postura en el hecho de que en agosto de 2018 se anunciara que la nueva redacción del Código Civil  no incluirá referencias a la planificación familiar y que se ha eliminado el departamento con esta denominación dentro de la sanidad pública. Del mismo modo, se esperan cambios para poner trabas al divorcio, dado que la estabilidad familiar es un estímulo a la natalidad.

Incluso, en septiembre de 2018, un editorial del Diario del Pueblo, órgano oficial del PArtido comunista, expresaba en un editorial que “tener hijos no es sólo un asunto familiar, sino también un asunto de Estado”.

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