En los Estados Unidos de un Obama que abusa a base de mandatos de corte ideológico como el de los baños transgénero o la imposición del aborto en los hospitales se ha producido una sentencia judicial clave que pone en su sitio a los que pretenden también instaurar la eutanasia en el país. Pero además el fallo judicial se ha producido en uno de los estados más progresistas del país, el de Nueva York, por lo que cobra un valor añadido.
La Corte de Apelaciones de Manhattan se ha manifestado para dar la razón al Tribunal Supremo de Nueva York, que dictó que los pacientes con enfermedades terminales tienen derecho a rechazar el tratamiento médico pero que los médicos no tienen derecho a ayudarles a morir.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraDe este modo, los jueces dejaron claro a los demandantes que las leyes del estado que prohíben el suicidio asistido no suponen una violación de los derechos civiles.
Esta decisión seguirá siendo apelada en los tribunales por los familiares de varias personas que quieren que se les aplique la eutanasia y que son apoyados por el lobby que quiere aprobar que los médicos puedan matar a sus pacientes.
Colaborar con el suicidio es ser cómplice de homicidio
Sin embargo, la sentencia resulta muy importante porque reafirma con contundencia los postulados provida. Y es que aunque el ser humano pudiera disponer libremente de su vida, algo opuesto a la legislación vigente, no tiene derecho a solicitar al Estado y a otros seres humanos, en este caso médicos, a que sean cómplices de un homicidio.
Y este argumento que se desprende de la sentencia se puede extrapolar para el aborto. Aunque la mujer tenga derecho sobre su cuerpo no lo tiene sobre la vida que lleva en su seno.
Profesor Schimpf: «El suicidio asistido genera algo aún peor porque además de la persona que muere también habrá un médico que coopera formalmente con esta acción asesina»
Una de las conclusiones que sirven para rebatir a los proeutanasia es que la cooperación de los médicos en el suicidio de un paciente no se enmarca en la “atención médica” sino que su intervención estaría en las causas que contribuirían a la muerte del enfermo.
El profesor de Filosofía de la Universidad St. Thomas de Houston, Alexander Schimpf, alerta que “el suicidio no es sólo un mal que se comete en ‘solitario’”. En su opinión, tal y como recoge UCCR, “otros siempre se verán afectados por esta acción y Aristóteles clasificó el suicidio como un crimen contra la sociedad y no sólo contra ellos mismos. El suicidio asistido genera algo aún peor porque además de la persona que muere también habrá un médico que coopera formalmente con esta acción asesina, y que será responsable moral”.