Un diputado australiano ha redactado un proyecto de ley por el que se obligaría a ofrecer toda la ayuda médica necesaria a los bebés que hayan sobrevivido a un aborto, toda vez que en algunos estado australianos la ley ampara a los trabajadores de la industria del aborto que los dejan morir.

La ley que impulsa George Christensen, diputado de Dawson en Queensland Australia, está basada en los artículos 6 y 24 de la Convención de los Derechos del Niño y los artículos 24 y 26 del Pacto Internacional sobre los Derechos civiles y Políticos y en ella se especifica que el deber de los profesionales sanitarios de ofrecer cuidados y tratamineto médico a un recién nacido vivo es el mismo con independencia de si ese bebé ha sobrevivido a un aborto o no.

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Como consecuencia, si un profesional sanitario contraviene este deber, ha de afrontar las consecuencias con independencia de si el bebé que necesita esa ayuda ha sobrevivido a un aborto o no.

Por ello, la propuesta de Christensen prevé fuertes sanciones económicas e incluso la posibilidad de que le sea retirada la licencia para ejercer como profesional sanitario.

Recientemente, Christensen ha explicado en sede parlamentaria que los casos de bebés que nacen y son abandonados hasta la muerte por asfixia después de un aborto fallido no son tan ocasionales como defienden los abortistas.

Según detalla Christensen entre 2005 y 2015, 204 bebés nacieron vivos como consecuencia de abortos fallidos en el estado australiano de Queensland y «parece que ninguno recibió atención médica para salvarle la vida». En el estado de Victoria, de 1.626 abortos, según las cifras oficiales, 198 nacieron vivos entre 2012 y 2016, lo que representa un 12%.

En Queensland, el protocolo para el caso de que un bebé sobreviva a un aborto especifica en caso de aborto fallido, en el que sobreviva el bebé que «no se proveerá de tratamiento de soporte vital como alimentación por sonda, vías intravenosas o terapias con oxígeno». Simplemente, se requiere que se documente el día y la hora del momento de la muerte, o lo qu ees lo mismo «deja que el bebé muera», señala Christensen.

En su defensa de la ley, Christensen ha enfatizado «este será el asunto más serio que traeré a este Parlamento porque es un asunto de vida o muerte. Pequeños bebés están muriendo en nuestro país y esto debe parar».

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