La eutanasia continúa el mismo proceso que hace 28 años recorrió la homosexualidad para salir de la lista de enfermedades mentales de la Organización Mundial de la Salud. En aquella ocasión, las presiones sociales pasaron por encima de los hechos científicos, tal y como reconoció Nicholas Cummings, el autor de la resolución y expresidente de la Asociación Americana de Psicología.
Ahora le ha tocado el turno a la eutanasia, otro tema que se quiere introducir en las legislaciones de los países, y que hasta ahora lo está haciendo a cuentagotas.
La Asociación Médica Americana se está reuniendo estos días en Chicago para debatir qué postura tomar ante la eutanasia -aunque ya el debate comienza con una mal uso del lenguaje por lo califican de suicidio asistido-.
La eutanasia «es fundamentalmente incompatible con el papel del médico como sanador, sería difícil o imposible de controlar, y supondría poner en serios riesgos a la sociedad»
Seis estados estadounidenses (Oregon, Whashington, Montana, Vermont, Californi y Colorado), además del Distrito de Columbia han legalizado ya su práctica, y ahora los defensores de la eutanasia pretenden que se considere una práctica médica más y por eso ha entrado en el debate para cambiar la postura ante su práctica.
Sin embargo, hace un mes el comité ético de la AMA publicó su revisión sobre la postura de la asociación ante la eutanasia y recomendó que dijera No, tanto a la eutanasia como al suicidio asistido.
La actual postura de la AMA sostiene que la eutanasia «es fundamentalmente incompatible con el papel del médico como sanador, sería difícil o imposible de controlar, y supondría poner en serios riesgos a la sociedad». En el informe que publicó el pasado mes el Comité Ético insiste en esa misma definición y no admite ninguna modificación ni en el lenguaje ni en el código ético. El Comité insiste en el informe que la eutanasia no es ningún cuidado médico y no tiene ninguna base en la ciencia médica, la tradición médica o la medicina basada en las evidencias.
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