La ministra de Infancia de Irlanda, Katherine Zappone, ha defendido públicamente el aborto y ha negado la humanidad de los bebés no nacidos. Tal y como hizo en 2009 la ministra de Igualdad en España Bibiana Aído.
El Instituto Iona ha tuiteado un vídeo de Zappone respondiendo a una pregunta sobre si existe una contradicción inherente en su campaña al apoyar por un lado el aborto al mismo tiempo que afirma que representa los intereses de los niños, según ha informado LifeSiteNews.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraLast night, contrary to all scientific fact and real human experience, the Minister for Children, Katherine Zappone, denied that an unborn child is a human life. pic.twitter.com/nI3KkD5O0V
— Iona Institute (@ionainstitute) 30 de enero de 2018
«Creo que el feto tiene potencial para la vida humana y se desarrolla con el tiempo», dijo. «Y creo que mis puntos de vista en relación con el aborto y la legislación son consistentes con ese punto de vista», explicó.
Esta primavera, Irlanda celebrará un referéndum para derogar su octava enmienda, que protege el derecho a la vida.
Además de abogar por el aborto, Zappone es la primera ministra abiertamente lesbiana del país.
«Un ser vivo» pero «no humano»
Sin embargo, la de Irlanda no ha sido la primera ministra que ha despreciado la vida del feto. En España, Bibiana Aído, que fue Ministra de Igualdad durante la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero, aseguró en mayo de 2009 -en una entrevista en la Cadena Ser- que un feto de trece semanas es «un ser vivo, claro, lo que no podemos hablar es de ser humano porque eso no tiene ninguna base científica».
Desde la plataforma provida Derecho a Vivir advirtieron entonces que las palabras de Aído eran «la mayor aberración científica» que recordaban y retaron a la ministra a que definiera «qué clase de ser vivo es un embrión humano de trece semanas».
Asimismo, la portavoz Gádor Joya ironizó con que «la ministra acaba de fundar una nueva doctrina científica, que es la del ser vivo no identificado» y sentenció que «en el fondo, lo que hay detrás de este tipo de afirmaciones es un intento de sustituir la ciencia por la legislación y por el poder del Gobierno para decidir cuándo empieza y cuándo acaba la vida».
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