Según cuenta en el vídeo de REDMADRE, cuando Leire se enteró que estaba embarazada fue “un golpe muy duro”, ya que afrontaba una “crisis terrible” con su pareja.
“Les comunico a mis padres que estoy embarazada, con la decisión de no tenerlo. Y para mi sorpresa, su reacción fue de completa aprobación. Fuimos allí (al abortorio) como quien va a la peluquería, me hicieron la intervención, salí y esperé en la sala y nos fuimos a casa. Y no se volvió a hablar nunca más de eso”, recuerda, y precisa que el aborto se convirtió en “un tabú” del que no se habló nunca más con su familia, su pareja e incluso tampoco con ella misma.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraUn año más tarde Leire volvió a quedar embarazada y en esta ocasión tuvo un aborto espontáneo. Aunque aparentemente su vida era estable, Leire comenzó un tratamiento por unos vértigos que le sobrevenían en determinadas situaciones.
“Esa terapia me hizo ser consciente de que estaba cegada en muchos temas y después de dos años salió el tema del aborto y salió con toda la fuerza que tiene. Ahí fui consciente de que había cometido un error gravísimo”, recuerda.
El día que ella descubrió la realidad lo recuerda como «un chorro enorme de dolor, te sientes horrible y no puedes parar de llorar»
Según explica, el día que ella descubrió la realidad lo recuerda como “un chorro enorme de dolor, te sientes horrible y no puedes parar de llorar. Y realmente no llegas a abarcar todo el dolor que sale de ahí”. “Eres consciente de que de tu voluntad ha salido parar el desarrollo de un ser vivo que estaba en tu vientre, te sientes indigna, rota, ilegítima como madre”, apunta.
Leire asegura que el aborto reclamado como derecho de la mujer «sólo cabe en un sistema social enfermo»
En ese sentido, Leire asegura que el aborto reclamado como derecho de la mujer “sólo cabe en un sistema social enfermo en el que la violencia se acepta en algunas circunstancias. Es una locura y una salvajada”.
“No tenemos la legitimidad de decidir sobre la vida de otra persona”, aseguró, e insistió en que en la defensa de los derechos de la mujer está “mantener su integridad”, pero “la integridad de la mujer que aborta se rompe por completo, por eso es importante que desde el activismo social de cualquier índole se luche por la defensa de la mujer embarazada, que se la acompañe en todo, y se desarrolle una conciencia que se necesita para entender que lo que lleva dentro es un ser vivo independiente de tu persona, da igual el tamaño, y que después será un bebé maravilloso”.
Ahora Leire es madre de un pequeño y asegura que su nacimiento “confirma que tenía razón cuando he decidido perdonarme y darme una oportunidad de vivir felizmente. Él me confirma que es así”, “veo que es un regalo que había rechazado anteriormente”.
“Me siento feliz de haber llegado hasta aquí, de haberme perdonado y de poder tener este regalo tan bonito”, afirma y precisa que para poder perdonarse a uno mismo también hay que “perdonar a los demás”, desde su pareja por entonces, su familia que la animó a abortar y el personal médico que lo llevaron a cabo. “Tienes que perdonarlo todo y entender que son personas que como tú, en su día, estaban muy perdidas porque en conciencia nadie es capaz de hacer eso”.
“Tienes que estar muy ciego y anulado en tu corazón y en tu conciencia para ser capaz de hacer algo así, porque si lo piensas es algo horrible. (…). Y qué se hace con eso, que se llama ‘residuo’. Porque más tarde he querido seguir el rastro de lo que iba a ser mi hija y no he sido capaz. Hay un absoluto secreto respecto a eso y me hace pensar en lo oscuro de ese mercado, porque estoy segura que hay un mercado detrás, porque son materias con un valor incalculable, son todo células madre y sabemos el potencial que tienen”, afirma.
En el vídeo, Leire hace un llamamiento a todas las mujeres que se identifiquen con su historia, “que se han dado cuenta que abortar fue un error, y que llevan el peso en su corazón y la herida en su alma”, que se perdonen porque “han sido víctimas de un sistema social enfermo, que no entiende la vida como algo sagrado sino que es algo utilitario”.
“Que no lo hubieran hecho si se les hubiera concienciado de que cada vida es sagrada y que no hay vidas indignas, sino que todo el mundo tiene derecho a tener una vida”, señaló.
Y subraya que ha querido compartir su historia para “romper el tabú sobre las consecuencias de algo que se reclama”.
*Este artículo ha sido publicado originalmente en ACI Prensa.