El pasado 8 de marzo, Charlie Gard seguramente acudió a recibir a Isaiah Haastrup, otro bebé, como él, al que los médicos y jueces condenaron a morir porque consideraron que su enfermedad no les hacía dignos y útiles para seguir viviendo.
Quizás juntos esperarán a Alfie Evans, otro bebé que también está pendiente de otra decisión judicial, pero por el que los padres continúan batallando, buscando una última esperanza.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraA Isaiah Haastrup le retiraron la ventilación asistida el pasado 7 de marzo, y tras más de siete horas en las que siguió luchando por aferrarse a la vida por su propios medios y respirando autónomamente, el agotamiento pudo con él y murió.
Su padre así lo escribió en su cuenta de Facebook para agradecer también a todas las personas el apoyo y las oraciones que les habían prestado durante estos meses de lucha.
Tras un parto difícil del que Isaiah nació con un daño cerebral grave a raíz de una falta casi total de oxígeno en el cerebro, los médicos del King’s College de Londres, tras considerar que su vida era inútil solicitaron a los tribunales que se le quitaran al bebé los soportes vitales, pese a la oposición de los padres.
Durante estos 13 meses de vida su familia han recorrido todas las vías legales posibles con tres apelaciones, la Corte Suprema y finalmente la Corte Europea de Derechos Humanos. Los jueces británicos habían considerado en todas las ocasiones que su vida era «inútil», mientras que la Corte de Estrasburgo consideró inadmisible el recurso porque matar al niño no habría configurado una violación de los derechos y de las libertades fundamentales.
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