La Medicina establece que la «infertilidad primaria» responde implica que ha de transcurrir al menos un año de relaciones sexuales continuadas que excluyen el uso de anticonceptivos sin que se hay producido el embarazo. Esta definición presupone, de acuerdo a la Biología y a la Genética, que se trata de las relaciones sexuales mantenidas por un varón y una mujer, dado que la generación de una nueva vida humana necesita de las cargas genéticas complementarias masculina y femenina.
Al mismo tiempo, la ciencia demuestra que las relaciones entre personas del mismo sexo son infértiles por definición.
Por contradictorio que parezca, este es el argumento que ha llevado a la Superintendencia de Salud de Chile a obligar a una aseguradora sanitaria en Chile a sufragar un tratamiento de fertilidad artificial, precisamente por reconocer que su relación sexual es, por naturaleza, infértil.
La Superintendencia de Salud es el organismo encargado de supervisar el funcionamiento de las compañías sanitarias privadas y del Fondo Nacional de Salud, de titularidad pública.
El Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), uno de los principales grupos de presión LGTBI en el país, ha celebrado la medida afirmando que «marca un hito» ya que hasta el momento, de acuerdo a criterios científicos, el sistema de Salud chileno solo proveía de tratamientos de fertilidad artificial a parejas heterosexuales, las únicas capaces salvo dificultades, de procrear de forma natural.
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