Todo comenzó en 2013, cuando la madre de Zion se encontraba embarazada de su quinto hijo. Nada parecía indicar que algo fuese mal y los padres, con cuatro ninos a su cargo, bromeaban antes de la prueba de las 20 semanas sobre si iban a formar un equipo de baloncesto y de si sería también nino, aunque preferían una niña en la familia.
Pero el médico no pudo darles buenas noticias. Su hijo era demasiado pequeño y tenían que hacer una ecografía de nivel 2 para certificar si existía algún problema con el feto. Y efectivamente, después de realizar la prueba se diagnóstico al pequeño una trisomía 18, un trastorno genético que los médicos dicen que es «incompatible con la vida».
Para los padres de repente su vida se vino abajo. No había muchas esperanzas de supervivencia ya que en la mayoría de los casos los nasciturus no pasan del segundo o el tercer trimestre de embarazo y las estadísticas son peores en el caso de los varones.
Pero incluso si se obraba el milagro del nacimiento lo normal es que no pasase de las primeras horas y sólo el 10% de los bebés llegan a celebrar su primer cumpleaños.
Con estas predicciones los padres casi perdieron toda esperanza, pero aún así empezaron a visitar a todos los especialistas que pudieron. Acudieron por lo menos dos veces por semana a consultas de distintos profesionales: cardiólogos, neonatólogos, trabajadores sociales, etc.
Lo peor era que en multitud de ocasiones los médicos les planteaban la posibilidad del aborto
Para los padres, que andaban en busca de un milagro, lo peor era que en multitud de ocasiones los médicos les planteaban la posibilidad del aborto en caso de no pudiesen manejar todo lo que una enfermedad de estas características implicaba.
Pero en ningún momento se plantearon rendirse a pesar de que cada día estaban más cansados y las noticias casi nunca eran buenas y nadie se atrevía a poner una fecha aproximada a la vida del feto.
Para soportar todo aquello decidieron ponerle un nombre a su hijo. “No sé si estos son sus únicos días y yo quiero que él sepa que tiene una madre que lo ama, una familia que lo ama”, escribió la madre en internet.
«Elegimos el nombre Zion (que significa ‘tierra prometida’). Sabemos que este nino es profundamente amado por Dios. Y le dimos un nombre. Y Dios no comete errores, no importa el diagnóstico. Desde ese día hicimos una elección. Sin conocer el futuro o lo que puede suceder con nuestro hijo, elegimos que no importa qué, Dios sería glorificado a través de esta pequeña vida. No importa cuán difícil sea el camino”, con este mensaje dejaron clara su postura y su determinación los padres de Zion.
“Es difícil describir cómo el momento más espantoso de mi vida, también era el más bello”
Pasaron los meses y finalmente Zion nació. “Es difícil describir cómo el momento más espantoso de mi vida, también era el más bello”, reconoció su madre, consciente de que en cualquier momento podría morir su hijo.
Pero, “al instante nos enamoramos de nuestro pequeño milagro. Inmediatamente familia y amigos inundaron nuestra habitación para celebrarlo con nosotros, emocionados ante el nino y mis hijos se abrazaron conmigo alrededor de su hermano pequeño. En este momento, mi mundo se detuvo. Y en este momento, mis preguntas y dudas y temores desaparecieron a causa del amor. El amor de Dios fue abrumador. Yo sólo pude maravillarme de la belleza de mi pequeño y pacífico hijo. Todo el que lo conoció, vio en él la belleza y el amor de Dios”.
Zion sólo vivió 10 días, un tiempo demasiado escaso, demasiado poco para sus padres y hermanos, pero, como escribió su madre “durante esos 10 días se nos dio el regalo más increíble y Dios llenó nuestra hogar con más amor del que he conocido nunca. Cada día se vivió con un propósito y todos los días importaban. Zion fue un regalo”.
«En el décimo días, el más difícil de mi vida, Jesús se llevó a Zion a casa. Estuvo perfecto y tranquilo hasta su último aliento, pero mi corazón se rompió en pedazos. Experimenté los días más oscuros de mi vida. Pero incluso en esos momentos, el amor de Dios me rescató y comenzó a brillar una luz de esperanza”, continúa su madre.
“Hay un pasaje en la Biblia que se grabó en mi corazón: «Tenemos esta esperanza como ancla para el alma …» (Hebreos 6:19). Esta esperanza es donde encontramos la fuerza para continuar”.
A pesar de todo el amor y de la confianza en Dios, la madre reconocía que si fuese totalmente honesta lo que le gustaría es que esta no fuese su historia porque ha sido lo más doloroso con lo que se ha tenido que enfrentar, pero que luego recuerda que esta es su historia y no otra.
“Con esto se puede ver que Dios tiene un plan”
“Y estoy dispuesta a dejar que Dios la use y busque lo que se puede hacer con ella”. Desde entonces miles de personas comenzaron a compartir este drama a través de las redes sociales hasta llegar a más de 150 países, se tradujo a 10 idiomas y 4 millones de personas vieron el vídeo que colgaron en YouTube.
“Con esto se puede ver que Dios tiene un plan”, reconoce en su blog la madre. “Para mi historia, y por su historia. Si elegimos para glorificarlo a pesar de todo … hay mucho que puede hacer. El viaje fue largo. Mi corazón estaba roto. Mi cuerpo estaba cansado. Pero mi alma estaba anclada. Anclado en la esperanza”.
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