Isla de Man estudia legalizar el aborto hasta el nacimiento.

Los métodos de la multinacional abortera Planned Parenthood cada vez recuerdan más al sindicato del crimen, por su crudeza, su desprecio por la vida y su carácter expeditivo.

Es lo que le pasó a una mujer que visitó una instalación de Planned Parenthood en Saint Paul, Minnesota, para practicarse un aborto tardío cuando estaba embarazada de 22 semanas.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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El médico -por llamarlo de alguna manera- le advirtió que si su bebé sobrevivía «le rompería el cuello» para acabar con su vida, según ha informado LiveAction.

En un vídeo publicado por Pro-Life Action Ministries, la mujer dice que tenía miedo cuando entró a la clínica para practicarse el aborto a las 22 semanas (más o menos cinco meses y medio de gestación) y ningún miembro del personal le ofreció las comodidades oportunas.

Asímismo, la embarazada indica que no le permitieron llevar a ningún acompañante a la habitación del abortorio.

Le explicaron que el aborto por inducción se lo harían en dos días. Sin embargo, el personal del abortorio no explicó a la mujer que durante la intervención insertarían una aguja en el corazón de su bebé con el fin de detenerlo.

En la primera sesión, el abortista tuvo que pelear hasta que consiguió insertar la aguja en el corazón del feto. Le dijo a la madre que ya había completado esa parte del aborto.

Sin embargo, la madre se dio cuenta de que el médico no había logrado su objetivo.

La mujer tenía que volver al día siguiente para la segunda sesión y finalizar el procedimiento del aborto, pero en el transcurso de la noche decidió que no iba a seguir y que quería tener al niño. Y volvió al abortorio para decirlo.

«Les dije que me realizasen una ecografía y que si el bebé estaba bien y tenía un ritmo cardíaco fuerte no quería seguir adelante con el aborto»

«Les dije que me realizasen una ecografía y que si el bebé estaba bien y tenía un ritmo cardíaco fuerte no quería seguir adelante con el aborto», asegura.

Afortunadamente, la ecografía mostró que su bebé no nacido aún estaba vivo, así como fuerte y activo.

Los de la clínica le dijeron que cabía una posibilidad de que el corazón de su bebé se fuese a parar e instaron a la madre a seguir adelante con el aborto.

Ella cuenta que fue como si un vendedor agresivo le estuviese vendiendo un producto, en este caso el aborto.

Si esta mujer no hubiese cambiado de opinión y hubiese continuado con el aborto, su hijo probablemente habría nacido vivo y, entonces, le habrían degollado.

Ahora está embarazada de 28 semanas y va a revisiones cada semana. Los médicos aseguran que el bebé se encuentra en buen estado.

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