Cuando trabajaba en una editorial, el personaje para mí más cargante era el jubilado, por lo general funcionario, que se presentaba con los manuscritos que había redactado durante sus largos ocios. Algunos de esos textos trataban sobre la corrupción en la Administración, la endogamia en la universidad o la manipulación de la historia reciente de España, que el autor conocía muy bien por razón de su puesto.

Los manuscritos no pasaban la prueba del estilo. ¿Qué estilo va a tener un individuo que se ha pasado su vida midiendo las palabras y los comentarios para no alimentar a los correveidiles? A alguno de los insistentes convencido de que su libro valía su peso en oro, le dije para quitármelo de encima que su libro/denuncia tal vez habría tenido interés de haberlo publicado cuando estaba en funciones. La respuesta era que tenía que pensar en su familia y no iba a poner en peligro su carrera profesional, que para eso se había sacado una oposición.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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Conclusión: que sean otros los que den la cara y queden señalados mientras él, con una cremallera en la boca, asciende.

Se va a cumplir un mes de la aprobación de la ley de eutanasia y asombra el silencio de los ancianos a los que se les puede aplicar

El tipo humano de “no me hable usted de política” y “yo sólo me dedico a mi carrera” es, como los grajos, especialmente abundante en España. Y responsable por su inacción de muchas de las cosas de las que luego se queja en charlas con sus nietos.

Reconozco que en ocasiones me pregunto si quizás no tiene razón en su indolencia y seamos los demás los equivocados que damos nuestra opinión en público y por ello afrontamos represalias y, lo que molesta más, mohines de quienes te dicen que sí, que tienes razón, pero que la pierdes por las maneras en que presentas las cosas, que se consigue mucho más mediante el trabajo callado y el testimonio silencioso que mediante la protesta y la denuncia. Filosofía compresa: no se mueve, no mancha, no traspasa.

Se va a cumplir un mes de la aprobación por las Cortes de la ley de eutanasia, con el voto a favor de los centristas de Ciudadanos y los clericales del PNV, y la protesta contra ella, cuya aprobación estaba anunciada por el PSOE y Podemos, ha sido mínima. Reconozco que no espero mucho de la mayoría de mis compatriotas. No me sorprende que giren la cabeza cuando a otro le está atropellando el Estado; pero sí que lo hagan cuando les afecta a ellos. ¡Qué espíritu de derrotado!

Sólo Jordi Sabaté, enfermo de ELA, ha acudido a los medios de comunicación para reclamar su derecho a vivir y dinero para los cuidados paliativos

Me sorprende que los ancianos no hayan inundado de cartas de protestas las redacciones de ABC, La Vanguardia, La Razón y los demás periódicos de papel que lee el público conservador. Los partidos políticos solían adiestrar a los militantes más aguerridos para que supiesen intervenir en los programas de llamadas abiertas y crear opinión favorable. ¿Tanto les cuesta llamar a una radio de su ciudad… o es que les da miedo que su número de teléfono quede registrado?

Se eliminarán los cuidados paliativos, se suprimirá toda sanción penal a los ‘ángeles de la muerte’ que liquiden a ancianos para evitarles el dolor, se va a crear un ambiente social en el que los mayores serán empujados a solicitar la eutanasia cuando constituyan una carga para la sociedad o para sus familias… ¡Y los afectados callan!

Si los afectados no protestan, los demás —sobre todo los socialistas— acabaremos pensando que están de acuerdo con que el médico les dé pasaporte

Acepto que se me diga que El País no publicará esas cartas, dada su costumbre progresista de despreciar las opiniones que contradigan su línea editorial, y la eutanasia es una de sus ‘líneas rojas’. Cuando falleció la actriz Azucena Hernández, el diario aprovechó su muerte para destacar que había pedido la eutanasia, pero omitió que se había retractado. Pero, ¿y los demás periódicos?

El País ocultó que Azucena Hernández se retractó de su solicitud de eutanasia

Jordi Sabaté, enfermo de ELA, ha sido el único ‘beneficiario’ de la ley de eutanasia de Pedro y Pablo que ha alzado su voz contra la eutanasia, mediante su cuenta de Twitter, varias entrevistas y este vídeo:

Mientras que los jubilados que pasan las mañanas paseando por las calles de su ciudad y no saben cómo matar el tiempo, ¿no son capaces de escribir un correo electrónico o una carta para decir que no quieren que el Estado les mate? Porque hay información de sobra sobre las consecuencias de la carrera comenzada con la eutanasia en Bélgica y Holanda.

El País cerró durante unos meses sus foros de opinión en las noticias porque, decía la dirección para justificar la medida, los habían tomado esos fantasmas sin rostro que son los ultraderechistas; es decir, que había muchas opiniones que escandalizaban a los creyentes en la religión posmoderna. Aunque las cartas al director acaben en la papelera, hay que escribirlas siquiera para poder decir que se protestó. Al menos que los periodistas y las secretarias que abren las cartas queden impresionados por las protestas.

Señores y señoras: despierten, digan algo, quéjense, demuestren que están vivos y preocupados. Porque cuando se hallen en la cola para recibir el pinchacito, no será ya ocasión para lamentos. Si callan, todos pensaremos que están deseando la eutanasia. Los actos, como el voto, tienen consecuencias y también los silencios.

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