Rosana Ribera de Gracia, coordinadora y portavoz de Derecho a Vivir. /DAV
Rosana Ribera de Gracia, coordinadora y portavoz de Derecho a Vivir. /DAV

La plataforma Derecho a Vivir ha entregado en el Congreso de los Diputados más de 50.000 peticiones que respaldan el fomento y regulación de los cuidados paliativos frente a la ley de eutanasia que impulsa el PSOE en la cámara Baja.

Su coordinadora, Rosana Ribera de Gracia, expone las razones de la plataforma provida para rechazar la ley de eutanasia y reclamar los cuidados paliativos.

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Ustedes defienden los cuidados paliativos, pero hay miles de personas que lo quieren es terminar con una vida que considera indigna. ¿Qué responde a quien defiende la eutanasia como una ayuda para una muerte supuestamente digna?

La eutanasia no es más que administrar la muerte a alguien con impunidad legal y judicial. Como el aborto o la pena de muerte, es una práctica irreversible. No se ha de acabar con el sufrimiento liquidando al que sufre. Quien pide morir, pide no sufrir. Por ello, para aliviar el dolor de los enfermos y de sus familiares hay que universalizar los cuidados paliativos.

¿Por qué no respetar el deseo afirmado voluntariamente de morir de alguien que sabe que no puede moverse, que se hace todas sus deposiciones encima sin poder evitarlo, que ve sufrir a sus familiares?

El desaliento que sentimos ante el dolor ajeno (el del enfermo hacia sus familiares o seres queridos o el del familiar o ser querido hacia el enfermo) sostiene la propuesta de legalización que de otra forma siempre sería homicidio.

Ustedes hablan de una pendiente resbaladiza ua vez legalizada la eutanasia. ¿Es posible una ley de eutanasia con protocolos para evitar ese peligro?

Hablamos de una pendiente deslizante o resbaladiza en dos sentidos.

Lo legislado no siempre es lo bueno, lo aceptado o lo conveniente, pero la sociedad lo interioriza masivamente como tal. Fíjese en el aborto, que también es irreversible como la eutanasia, y muchas, muchísimas, personas hablan ya de interrupción interrupción voluntaria del embarazo cuando todos sabemos que lo que se interrumpe podría retomarse y no es el caso.

Cuando un médico da la muerte a un paciente por ‘piedad’, ha dado un paso irreversible. En Holanda, según el informe Remmenlink, promovido por el fiscal general del Estado, el 27% de estos médicos indicaron que habían terminado con la vida de algún paciente sin que su consentimiento hubiera sido expresado y otro 32% dijo que, llegado el caso, lo harían. Y lo hicieron después de que se les asegurara el completo anonimato de los médicos que contestaran a la encuesta y la ausencia de represalias judiciales-

En Bélgica, según el Canadian Medical Association Journal, en el 32% de las eutanasias no hubo solicitud expresa del paciente. 

¿No están de acuerdo en que las personas deben morir en paz? ¿Por qué no usar los avances sanitarios para evitar largas agonías y sufrimientos y proporcionar la mal llamada muerte digna?

Es digno el ser humano, no la forma de morir. La dignidad está en cómo el moribundo se enfrenta a la muerte, no en el dolor, en la falta de movimiento, en hacerse las deposiciones encima. La dignidad está en la aceptación de la muerte, no en el dolor.

Los partidarios de la eutanasia les reprochan que no son médicos y que quieren imponer su ideología; y aseguran que la mayoría de los médicos de España están de acuerdo en regular la eutanasia…

En lo único que existe consenso social, incluido el médico, es en desarrollar los cuidados paliativos con un enfoque centrado en las preferencias del paciente, con una atención de alta calidad, seguridad, efectividad, equidad, adecuación de recursos y abordaje integral.

Los cuidados paliativos son la solución médica que las organizaciones de profesionales sanitarios llevan años reclamando… porque quieren curar el dolor de los enfermos, no matarlos.

Para aliviar el dolor de los enfermos y de sus familiares hay que universalizar los cuidados paliativos con atención multidisciplinar y garantizar el acompañamiento o la asistencia física, psíquica y espiritual. Aunque Sánchez e Iglesias prefieran quitárselos de en medio, 225.000 españoles necesitan cuidados paliativos cada día, de los cuales el 75% acaba muriendo sin recibirlos. Es necesaria una Ley Nacional de Cuidados Paliativos porque es de interés social. Afecta a más de 200.000 pacientes cada año en España y más de un millón de familiares. Esta es una prioridad en materia de salud pública, no la eutanasia

También aseguran que a nadie se le va a imponer la eutanasia y les reprochan su oposición a que la gente decida cuándo y cómo quiere morir.

Todo apunta a que las motivaciones reales de las iniciativas parlamentarias para aprobar la eutanasia no son ni acabar con los padecimientos del paciente ni de las familias. Por esto no se quiere orientar el debate hacia los cuidados paliativos. Aliviar el dolor no es el fin que se persigue, sino una excusa demagógica para lograr el verdadero objetivo: acabar con el paciente y con los costes que su dolencia implica. La eutanasia es la práctica extrema del capitalismo más aberrante: eliminar al que no produce económicamente.

Urge una atención paliativa de alta calidad allí donde esté instaurada e implantarla donde no lo esté, por humanidad -para evitar el sufrimiento evitable-, por eficacia en los resultados, por el imprescindible freno a la eutanasia, por rendimiento económico y por oportunidad política

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