Imagen de la campaña de Women of the World por el tratamiento humano de los bebés muertos antes de nacer.
Imagen de la campaña de Women of the World por el tratamiento humano de los bebés muertos antes de nacer.

La secuencia no es desconocida para la mayoría de los matrimonios y parejas fértiles. Un día ella nota que algo ha cambiado en su interior. Un test comprado con nervios en una farmacia confirma la feliz sospecha. Un hijo está de camino. Ya vive, en su forma más primigenia, en el seno de la mujer que, ya embarazada, es madre. Ya ha comenzado un apasionante viaje de nueve meses antes de dar a luz.

El cuerpo de la mujer se prepara para acoger esa nueva vida de la mejor forma posible… pero no siempre llega a término. La propia naturaleza o una mano intencionada pueden ser los causantes.

Algunas personas creen que La Sexta da información.

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En ocasiones un sangrado más abundante y doloroso de lo normal es suficiente. Pero en otros casos es necesario pasar por un hospital y pasar por el quirófano. Más cuanto mayor es la edad de vida prenatal del niño que no llega a nacer.

La experiencia de muchas madres y padres que han pasado por este trance, ya sea inmediatamente o pasado algún tiempo, es que una pregunta se clava en el corazón: «¿Qué han hecho con mi bebé? ¿Lo han tirado a la basura?».

Es la pregunta que se hace Leonor Tamayo, presidenta de Women of the World, cuya experiencia en este campo no deja indiferente: «Yo he perdido 10. Sí, 10. Y a mi segundo hijo lo tiraron a la basura delante de mí».

Así, la plataforma Women of the World ha iniciado una campaña con la que se busca concienciar a las administraciones para dar un tratamiento humano a los cuerpos de los bebés que no llegan a nacer.

«El cuerpo se recoge en contenedores junto con otros restos quirúrgicos como tumores, quistes, apéndices… para incinerarlos sin que los padres reciban ningún tipo de información»

«Especialmente cuando mueren en las primeras semanas parece que no es nada, que da igual… pero es tu bebé», argumentan en una carta dirigida a sus seguidores en la que desde Women of the World expresan su pesar por que, «el proceso de enterramiento, que ya está permitido en la legislación, no puedes hacerlo sin una funeraria y resulta muy costoso y difícil».

En efecto, el Tribunal Constitucional sentenció en el año 2016 que negar la incineración y enterramiento a estos bebés vulnera el derecho fundamental a la intimidad personal y familiar recogido en el artículo 18.1 de la Carta Magna.

Por ello, Women of the World facilita a quien lo desee un modelo de petición dirigido a las comunidades autónomas, ya que son quienes tiene la competencia en materia de política sanitaria mortuoria, que es la que determina las prácticas sanitarias de cadáveres y restos cadavéricos, así como las condiciones técnico-sanitarias de los féretros, vehículos y de los cementerios.

En dicha petición, se realizan dos peticiones fundamentales:

  1. Que con independencia del número de semanas o peso del bebé, se entregue a los padres un escrito con la información completa, como parte del protocolo hospitalario de acompañamiento en el duelo.
  2. Que los cuerpos de los bebés no se recojan en los mismos recipientes que los restos quirúrgicos, sino que se guarden en recipientes exclusivos para bebés y que se dé toda la información a los padres de cuándo será la incineración para que puedan estar presentes su lo desean.

De esta manera la mujer no se sometería a un legrado sin saber, junto al padre del bebé, qué va a suceder con el cuerpo de su hijo muerto o si tiene alguna opción de enterrarlo, así como si podrán despedirse de su hijo. «El cuerpo se recoge en contenedores junto con otros restos quirúrgicos como tumores, quistes, apéndices… para incinerarlos sin que los padres reciban ningún tipo de información», se alega en el escrito dirigido a la Mesa de la Asamblea de Madrid.

No se trata de un capricho, sino de una necesidad para superar de la mejor manera el duelo y despedir a su hijo de manera digna. No en vano, alrededor de la cuarta parte de las madres que han sufrido la pérdida prematura de su hijo durante el embarazo o pocas semanas después del parto desarrollan cuadros depresivos o de ansiedad. Y un porcentaje similar de parejas tienen dificultades para superar la situación.

En este sentido, ha cobrado relevancia en las últimas semanas la iniciativa del Ayuntamiento de Boadilla del Monte de instalar un columbario en el cementerio municipal para enterrar a los bebés víctimas de aborto. El propio alcalde, Javier Úbeda ha señalado que la iniciativa responde a la convicción de que el hijo muerto antes de nacer no puede ser tratado «como un mero residuo médico».

Se trata de una convicción compartida por personas de sensibilidad política de muy diferente signo. Leonor Tamayo lo explica: «Hace ya un año o más, estuve con la directora del Instituto de la mujer en España, las dos sabíamos que chocábamos en casi todo pero le plantee este tema y me dio la razón al 100%, es más, estaba indignada de que las cosas fueran como de hecho son. Lo mismo me pasó en una entrevista con un concejal del Ciudadanos del Ayuntamiento de Madrid».

Por eso, más alá de la concienciación social, han puesto en marcha una campaña de recogida de firmas que harán llegar a los responsables políticos.

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