El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, lleva unos días de gira por diferentes ayuntamientos del país para enfrentarse a las preguntas que los ciudadanos le quieran plantear.
Su valentía a la hora de afrontar preguntas de cualquier tipo en directo -algo atípico en España- le ha llevado a tener que contestar algunos de los temas más polémicos de la actualidad, como su aceptación de yihadistas arrepentidos, o su negación a financiar empresas provida.
Este último escándalo saltó hace unas semanas, cuando el Gobierno del primer ministro liberal decidió que aquellas empresas que fuesen provida no podían recibir fondos públicos para contratar a becarios durante el verano.
Ahora el propio Trudeau aprovechó una pregunta del público para reafirmar y explicar esta política que no solo considera justa, sino necesaria.
¿Libertad de expresión para los provida?
Uno de los asistentes, hacia el final de la conferencia (a partir del minuto 58 en el vídeo de abajo) le pregunta al primer ministro sobre la libertad de expresión y el odio, dado que en Canadá si uno se reconoce provida es insultado mientras que si es proaborto recibe reconocimiento.
Y ni corto ni perezoso, Trudeau le reconoce que tiene derecho a pensar y decir lo que quiera, pero no a querer imponer a los demás sus ideas, es decir, a coartar el derecho de la mujer a decidir con su cuerpo.
«Alguien con el propósito de recortar la libertad de la mujer para decidir sobre su propio cuerpo no está en concordancia con este Gobierno»
«Hay una diferencia entre la libertad de expresión y los actos que cometemos», cuenta el líder canadiense, que aprovecha la ventana para entrar en el tema del aborto.
«Alguien con el propósito de recortar la libertad de la mujer para decidir sobre su propio cuerpo no está en concordancia con este Gobierno, ni francamente con quienes somos en esta sociedad», apostilla el político al joven que lanzó la pregunta.
E insiste: «Las mujeres han luchado por generaciones para poder decidir qué hacer con su cuerpo y para decidir cuando y con quien tener hijos. Este es un derecho fundamental en Canadá que hemos establecido y hay asociaciones de fuera que quieren acabar con él».
«Se escudan en la libertad de expresión, y tienen ese derecho, pero cuando esas creencias llevan a restringir el derecho de una mujer a controlar su cuerpo, ahí es cuando yo, y creo que nosotros, trazamos la raya como país y ahí es donde nos plantamos», termina Trudeau.
El apoyo del primer ministro al «derecho» de la mujer a abortar es absoluta, como ha demostrado no solo con sus palabras, sino con sus acciones. Una obsesión que un columnista de LifeSite ya investigó por tratarse del político canadiense más favorable del aborto de su historia.
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