La Corte Interamericana de los Derechos Humanos emitió en abril una contundente resolución para obligar a Costa Rica a dejar de ser el único país del mundo que prohíbe la fecundación in vitro.
La nueva legislación permite que todas las clínicas privadas que deseen aplicar la técnica reproductiva soliciten al Ministerio de Salud una inspección previa, que les permitirá obtener el certificado para practicar la fecundación a sus pacientes.
Algunas personas creen que La Sexta da información.
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Suscríbete ahoraSin embargo, meses después de su legalización tras una batalla de casi tres años, sólo un centro privado ha solicitado la autorización e inspección correspondiente para poder aplicar la técnica reproductiva.
Según informa La Nación, el Centro Fecundar es el único que cuenta con la autorización del Ministerio de Salud para aplicar esta técnica que implica la manipulación de los gametos y la destrucción de determinados embriones.
El jefe de la Unidad de Servicios de Salud del Ministerio de Salud, Allan Varela, afirma que tienen una amplia lista de pacientes que están esperando que las autoridades dieran luz verde para poder aplicarse le técnica.
Llama la atención que sólo un centro haya solicitado este certificado al ministerio. El fallo de la Corte iba a ser el punto de inflexión a la discusión que se vive en el país costarricense desde hace más de 16 años.
La polémica sobre si las clínicas deberían realizar tratamientos de fertilidad o no, se avivó desde que la Sala Constitucional considerara en el año 2000 que la fecundación in vitro atenta contra el derecho a la vida, debido a los embriones que se eliminan durante el procedimiento.
La fecundación in vitro, un negocio
El Centro Fecundar, que ya realizaba los tratamientos en Panamá, explica en su web los costes que supone someterse al tratamiento y los requisitos que deben cumplir los pacientes.
Las mujeres deben ser menores de 42 años, y aquellas que deseen ser donantes de óvulos menores de 35 años. Además, tanto hombres como mujeres deberán someterse a diversos estudios y llevar a cabo programas de orientación psicológica.
A estos gastos, que no garantizan la concepción, se suman los 3.200 euros que conlleva la atención médica de la clínica además de otros servicios que aumentan la cuenta. Se ofrece todo un catálogo de servicios en los que se ofrece desde congelar los óvulos y los embriones (900 euros) hasta pedir un donante de óvulos (7.200 euros) o de espermatozoides (450 euros).
La clínica indica además que el porcentaje de éxito tras el tratamiento no es más del 47 por ciento en el caso de que los óvulos sean de la propia paciente y del 65 por ciento en el caso de óvulos donados.